1. Punto muerto - Hotel

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Gritos llenos de desesperación. Todos gritaban esperando que el avión diese la vuelta para regresar por nosotros. Mirábamos con frustración como este no decidía dar la vuelta. Mientras tanto sostenía mi arma, observando atentamente la frustración de cada uno de mis compañeros del momento. Desde el principio supe que no darían la vuelta, no daba las esperanzas de que lo hicieran.

Sabía perfectamente que tendría que mantenerme en mi puesto luchando por mi mismo. No esperar a un tonto piloto que nunca daría la vuelta.

— ¡Ehhh! ¡Vuelve! ¡Vuelve! Ah, no va a volver —menciono uno de ellos, el más gordo de todo el equipo, mientras hacia un gesto de desesperación

— Parece que va al centro de evacuación del centro comercial —menciono otro de los chicos, el más joven del grupo, quien llevaba una gorra sobre su pelo, una chamarra atada a su cintura y una playera llena de polvo.

— De acuerdo. Sigamoslo hacia el centro comercial —fue hasta la mesa del lugar en donde tomo un botiquín y otra pistola—. Armaos. Esto me da muy mala espina.

Comenzamos a bajar, iba por atrás de todos mientras miraba con atención que hacia cada uno de ellos. En especial aquel chico de gorra azul, quizás era un mecánico por su aspecto, o quizás un electricista, no lo sé. No llegaba a ver por completo el logo que llevaba sobre su gorra, pero en cambio, a juzgar por su aspecto muy mal cuidado, parecía ser un mecánico.
A su lado derecho se encontraba una mujer, no había hablado en todo este tiempo. Parecía estar murmurando cosas para ella misma. Sin embargo, miraba atentamente cualquier detalle del lugar, cuidaba por la espalda al muchacho que nos dirigía.
Y como no he de recordar a aquel tipo con algo de sobrepeso. Este era quien iba a un lado del chico, cubriéndolo y evitando que algo le pudiera pasar.

Era mejor para mí, mientras que ellos iban por delante mío casi cubriéndome, no hacían mero caso de mi existencia.

De repente, la voz de uno de ellos me saco de mis pensamientos, alarmandome al sentir a uno de esos horribles infectados tomarme por la espalda—. Joder, ¿eso es un zombie? ¿Uno de verdad? —rápidamente me aleje del infectado para enseguida dispararle en la cabeza—. Los cojones. Zombies ignífugos.

— De lujo —mencione mientras reía un poco y observaba atentamente uno de los tantos papeles que había sobre la mesa. Al observarlos más detalladamente me fijé en que estos indicaban los lugares en que la gripe ya había sido propagada.

— Oí que Atlanta ya ha caído —me di la vuelta para mirar a la mujer, está me observo unos cuantos segundos para después tomar un frasco con un líquido verde.

Los 4 escuchamos un borboteo de algún animal extraño, al menos aquel sonido fue lo que se me figuro en mi mente. Al instante tome una katana que se encontraba sobre la mesa. Dejando a un lado la única pistola que llevaba sobre mis manos, salí despacio, asomandome por la puerta. Mire un líquido lanzarse hacia mi rostro, mientras que por último observaba a un hombre gordo con grandes abscesos sobre su panza y cabeza.
Me hice a un lado mientras intentaba quitar todo aquel líquido. Comencé a escuchar un montón de infectados corriendo hacia mi, mientras que algunos que ya habían llegado jalaban de mi hombro y me golpeaban para herirme.

— Yo te cubro —menciono nuevamente aquel chico mecánico, mientras corría hasta mi y empujaba a todos los zombis para enseguida golpearlos con el bate de béisbol que llevaba. Miramos como aquel hombre gordo se alejaba con suma lentitud.

— Gracias —limpie mi saco con mi mano intentando quitar todo el vómito que restaba estando sobre este. Al momento de alzar mi mirada observé un cuadro donde había un montón de información, en este se encontraba varias fotos de aquel mismo hombre gordo que había visto.

"Boomer"

"… su mutación le ha dado la capacidad de producir inmensas capacidades de billis que intenta vomitar sobre los demás para atraer a más infectados…"

No dije nada, me aleje lentamente y corrí hasta donde estaban los demás, pasando por un montón de cuartos y hasta llegar a un ascensor que parecía llevar al primer piso. Nuevamente escuchamos otro sonido extraño, está vez parecía el de un animal quejándose de una forma muy aguda. No quise ser yo el que se asomara, nadie quiso hacerlo.

— Gracias a Dios, este aún funciona —nuevamente el mecánico hablo. Lo empuje para activar el ascensor, echando un último vistazo a aquella abominable mujer que llevaba toda la mandíbula destrozada, expulsando de su boca otro líquido del mismo color al del "Boomer". Suspire con alivio al darme cuenta de que nos habíamos salvado—. Joder. Vaya pesadilla. Es el apocalipsis zombi. Menuda mierda. ¿Que vamos a hacer?

— Tranquilo chaval. Sobreviviremos —respondiò uno de ellos—. ¿Cómo te llamas?

— Ellis. Me llamo Ellis —mientras me sostenía del tubo que estaba en el ascensor, alcé al instante mi mirada al escuchar el nombre del muchacho. "Ellis"

— Ehh —la mujer interrumpió para ponerse en el centro—. Me llamo Rochelle. ¿Y vosotros? —pregunto, mirándome directamente a mi y al otro hombre que se encontraba a mi lado izquierdo.

— Yo soy Nick —dije mientras intentaba mostrar más tranqulidad—. No hace falta que se lo aprendáis, porque no pienso quedarme mucho

— Sigamos juntos aunque solo sea un rato —se acercó, mirándome con el ceño fruncido—. ¿Vale, Nick?

Parecía molesto después de lo que había dicho hace no mucho mientras subíamos las escaleras para llegar al centro de evacuación en el hotel.

Nos quedamos paralizados al escuchar que el ascensor de había detenido. Miramos como todo a nuestro alrededor se nublaba, parecía que había un incendio más grande en el piso donde estábamos.

Entre todos forzamos las puertas del ascensor, saliendo lo más rápido que pudimos, tomando una metralleta que se encontraba tirada entre todos los escombros. Corrimos entre los lugares que aún se encontraban libres del fuego, en nuestro camino luchamos contra todos los zombis que aparecían, mientras que algunos muy diferentes a los demás intentaban detenernos. Uno de ellos parecía un perro, uno que llevaba una capucha sobre su rostro y caminaba a cuatro patas mientras rugía hasta que se aventaba hacia nosotros. Por suerte, nunca me atrapó.
Otro de ellos hacia otro sonido como de animal, está vez de un toro. Y al igual que uno, corría hasta nosotros hasta tumbarnos con su enorme brazo deformado. Tomandonos y golpeandonos contra el piso.

Finalmente, tras haber avanzado mucho llegamos a un refugio que se encontraba entre un montón de sillones y mesas. Corrimos todos, disparando desde atrás a todos los infectados que se nos acercaban para volver a atacarnos.

— Eso ha sido un empate —Ellis fue hasta la puerta del refugio y la azotó para después tirarse al piso mientras soltaba un gran suspiro de alivio.

— No célebres, chapuzas, aún tenemos mucho por avanzar —fui hasta la mesa que estaba en el refugio y tome otro botiquín tras haberme curado con ayuda de Rochelle. Mientras que todos descansabamos por un rato, preparábamos nuestras armas.

— No había tenido el honor de presentarme antes, pero mi nombre es Coach —nos miró con una sonrisa muy leve mientras esperaba una respuesta.

— Un gusto conocerte, Coach —dijo Rochelle, mirándolo con otra sonrisa alargada. Al mismo instante Ellis lo observo de la misma forma. Todos ellos parecían estar tan bien con tan solo llevar un rato juntos.

Claro que yo no tenía la idea de quedarme con ellos mucho tiempo.

Nick. Nick. Nick. Nick • NellisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora