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5. Los Dragones [2]

2823 palabras

Parte anterior: 4

Aunque Taehyung intente negárselo desde su desastrosa huida del día anterior, realmente no puede sacarse de la cabeza al dragón herido que ha invadido su territorio. Una especie de ansiedad se siente en su pecho desde entonces y, desconcentrado como está, ha actuado más torpe de lo común; pero aún así sigue en un permanente estado de negación. Incluso ahora, cuando se haya escondido entre las ramas de un árbol mientras observa el roble en el cual el dragón había estado reposando el día anterior, sigue reiterándose que realiza toda esa vigilancia por precaución y no porque quiere ver el estado en el cual se encuentra el pelinegro.

No obstante, en el roble no hay nadie y supone que, entonces, tiene que buscarle... Por precaución, por supuesto.

Ha adoptado la forma de un pequeño petirrojo, así que se levanta al vuelo y, desde una altura moderada, pasa de árbol en árbol buscándole. Gracias a su habilidad sabe que el pelinegro continúa por esa zona, pero no le es posible especificar el lugar. Para peor, aquel dragón también pudo haber tomado la forma de un animal cualquiera y él tendría que rendirse en su búsqueda debido a la carencia de su olfato; al menos, hasta buscar una mejor estrategia.

Saltando de rama en rama está a poco de pausar la búsqueda para ir a comer, pero lo olvida en cuanto sus ojos recaen en un gran felino durmiendo a la sombra de un árbol seco y rodeado con montones de hojas marchitas, como si se hubiera hecho una cuna. De no ser un pájaro, Taehyung se golpearía la cara con su mano, incrédulo. Él pensando que sería difícil encontrarle al estar convertido en un animal y aquel había tomado la forma de nada más y nada menos que una pantera negra... en medio de un bosque templado. Siendo así de obvio, Taehyung ni siquiera se toma la molestia de preguntarse por qué lo había conocido herido.

Se posa en el árbol seco sobre el felino y le observa. Está dormido, por supuesto, tiene que recuperarse de su herida si aquella es tan profunda como parecía el día anterior. Después de todo, los dragones sólo necesitan de tiempo para curarse por sí mismos. Sin embargo, no sabe qué tanto pudieron los humanos agregarle a ese artefacto metálico. Cuando a él se lo incrustaron, por ejemplo, además de la característica principal de aquel de destrozar todo lo que tenía a su alcance, también contenía cierto ácido que casi lo llevó a la muerte. Sus compañeros dragones de aquel entonces le habían dicho que los humanos le habían utilizado a él y otros tantos como conejillos de indias para probar aquel nuevo artefacto; y con el buen resultado que habían tenido, de seguro los siguientes artefactos serían iguales o incluso peores.

Con todo el tiempo que había pasado desde aquello, Taehyung supone que aquellas metálicas armas han evolucionado para peor. Es decir, ya hace mucho que los humanos no tenían que preocuparse por los dragones ya que los habían extinguido, pero para llegar a ese punto, las armas finales tuvieron que ser realmente aniquiladoras.

Así que, en realidad, puede aceptar que está un poco preocupado por aquel dragón. ¿Y si, tal vez, había muerto? La sensación extraña que él ciegamente interpreta como ansiedad vuelve a sentirse en su cuerpo. Quizá debería ir a revisarle, tan sólo por cordialidad entre últimos ejemplares de la especie, o algo por el estilo.

Decidido, sale de la seguridad que le ofrece la rama y se posa a una distancia prudente de la pantera. Al verle tan gigante a su lado, elige tomar otra forma y, entonces, vuelve a ser el mismo zorro pelirrojo del otro día.

Se acerca con sigilo y siente algo de alivio al percatarse de que el felino respira con tranquilidad. Bueno, no está muero. No obstante, aún quiere ver la herida para ver si ya no hay rastro de ella; así que gira alrededor del gran animal mientras le examina, pero en medio de su inspección, que intenta ver más allá del oscuro pelaje ajeno, no se da cuenta del momento en el cual la pantera despierta.