Capítulo 4

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El fin de semana se me había pasado volando; había descubierto un juego en línea y los dos días me dedique a aprender a jugar, explorar las animaciones, las armas, los personajes, el objetivo del juego y las acciones que se podían ejecutar mientras jugaba.

Perdí casi en todas las partidas, en la única que gane fue porque mi compañero siempre me protegió. Después de aquella épica jugada entre matar a los del equipo enemigo y cuidarme el trasero el chico me envió una solicitud de amistad y ofreció enseñarme.

Me explico mucho de lo que yo mismo no hubiese podido descubrir y uno que otro truco para ganar ventaja dentro del juego.

No me dijo su nombre, pero su usuario me sonó muy ¿tierno?: Newwie y por lo que él decía, estudia en la universidad de Chulalongkorn.

Eso era suficiente para sentirme bien, ya que no pasaría la vergüenza de tener que conocerlo y el dejase de ser compañero de juego.

Es muy hablantín para mi gusto, pero no me molestaba que me gritase cada vez que debíamos huir y lo más me reconforto fue que no le importo que no le dijese una sola palabra, simplemente acepto que todas sus preguntas las contestara por escrito.

Y aquí estoy, con grandes ojeras y mucho sueño. Siento que un nuevo problema se avecina y las cosas seguirán siendo desfavorables para mí.


-Sr. Rojnapat siéntese correctamente – el maestro de literatura exclama por tercera vez, pero mi cuerpo se siente cansado y mis parpados parecen estar pegados y sin fuerzas como para mantenerme despierto.

Cabeceo y vislumbro entre mis pestañas que el maestro se acerca.

-Levántese – el tirón que da en mi oreja al intentar levantarme de mi lugar provoca un escozor en la misma.

-Arriba, si viene a dormir en clases debería retirarse – regaña mientras tomo mis cosas de mi lugar ya que seguramente mi destino será la oficina dl director.


Grandiosa forma de comenzar la semana.


El profesor jala de mi nuevamente para salir del aula cuando un hombre interrumpe en el aula justamente frente a nosotros.


-Disculpe, ¿dónde lo lleva? – mis ojos se abren al escuchar aquella voz y nuestras miradas se conectan.

-Perdone, pero este chico solo ha venido a dormir y no quisiera que sea una molestia para usted – escucho que dice el maestro de literatura, pero muy a lo lejos.

Aquel hombre parece buscar algo de mí, pero me desagrada la forma en la que me mira después de un tiempo.

Aparto mi vista hacia el maestro que aún tiene mi oreja entre sus dedos.

-Mi clase empezara, me encargare de el – sentencia para después dirigirse al podio en donde comenzara a dar su clase.

-No pienses que te has librado – la regla del maestro golpea mi brazo y me envía a mi lugar nuevamente.

Parece que el sueño se ha ido a causa del maestro que cada 5 palabras dirige su vista hacia mí, no sé qué es lo que tengo.

¿Acaso no sabe que el castigar a un alumno es tan común hoy en día?

-Ok – suspira – falta poco para que la clase termine y me gustaría conocerlos a cada uno de ustedes – y esta pequeña parte de mi vida se llama fastidio. Mil veces mejor me hubiese ido con el profesor a dirección que tener un debate silencioso con este nuevo profesor.

- ¿Qué tal si comenzamos con el chico rebelde? – sugirió y todos dirigimos la vista a la esquina donde se encontraba el pequeño rebelde sin causa: Bright.

Pero al parecer esto no era lo que esperaba el maestro porque se mostró sorprendido, pareció rechistar, pero no corrigió aquello.

Conté los lugares y el tiempo estimado que le tomaba a cada quien presentarse y me sentí tranquilo al saber que no llegaría a mí, no por hoy.


Riiiing Riiiing Riiiing


Algo andaba mal, nadie parecia molestarse en guardar sus cosas, mucho menos el maestro, la desesperación comenzó a consumirme cuando conté nuevamente y solo faltaban 7 para llegar a mí.

Ahora solo 4.

Rayos 2

1

- ¿Joven? – alce mi vista, me coloque en pie y realice un wai respetuosamente.

-Preséntese – ordeno el maestro.

Mantuve su mirada sin parpadear y lentamente tomé asiento.

-Joven he pedido que se presente- su voz era firme, pero no tenía ningún efecto en mí, estas cosas suelen pasarme siempre.

-Maestro – la presidenta de grupo intervino – él es Arthit Rojnapat y tiene derecho a guardar silencio.

- ¿Derecho a guardar silencio? – ahora no sonaba relajado, ahora estaba molesto - ¿acaso lo están arrestando? – su buen porte estaba a punto de descomponerse.

-Nada de eso, solo que sus padres solicitaron ese permiso y el hace uso de el en todo momento – explico una vez más y algunos otros rieron por lo bajo.

-Ya veremos, pueden retirarse – indico – excepto el Sr. Rojnapat.

Ante mi fallido intento de escapar del aula lo más rápido posible me deje caer en mi silla derrotado mientras el subía las gradas hasta mi lugar sin quitarme la vista de encima.

- ¿Así que eres mudo?

Reí.

Reí a carcajadas por mis adentros, pero mi rostro no rebelo ningún gesto.

INVISIBLE (Kongpob/Arthit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora