Pasiones | RB. [1]

13

capítulo trece.
“¿arrepentimiento?”

Los besos se habían vuelto más rápidos e intensos, ellos sabían perfecto a lo que podía llevar y que por eso justamente preferirían seguir.

Por un momento el colombiano borró todo aquello que no fuera Alana de su cabeza y solo siguió a deseo, en ese momento era ella y nadie más. Su lengua se mezclaba con la de la chica con gusto amargo que había quedado de la cerveza y pensaba que hace rato no lo besaban con esa desesperación, desesperación que ella demosytaba y que a él le encantaba.

Sus manos bajaron por con rapidez y algo de torpeza por la figura de Alana hasta quedarse en su cadera, dónde por impulso y atrevimiento apretó con fuerza para darle a ella una señal y que pudiera liar las piernas sobre sus caderas.

Sin dejarse de besar, Rafael se alejó de la puerta llegando a la mesa del centro, algo echaron en el trascurso pero no pusieron atención a eso. La sentó sobre la mesa para poner sus manos en su cara y besarla con más acceso. Alana no muy diferente a él quería que todo fuera más rápido, pensaba que todo lo estaban haciendo lento y ella ya había esperado demasiado para poder desatar lo que venía ocultando cada vez que veía al jugador.

Inicio rápidamente a dar besos cortos en el cuello despejado del colombiano mientras que él se ponía a soltar suspiro entrecortado tratando de contenerse aunque sabía que eso no iba aguantar mucho.

—Ala... —intento a hablar bajo y abrió sus ojos para verla encima de la mesa algo desalineada pero que le gustaba.

Y fue como la burbuja se le rompió. Todo fue demasiado rápido pensó.

Alana no hizo caso, creo que ni siquiera lo había escuchado porque estaba enfocada en tratar de sacarle la remera al jugador, solo saco sus labios del cuello de Rafael para separarse y poder quitarle la remera, pero noto que el jugador se había puesto tenso nuevamente.

—Tenemos que detener esto. —interrumpio con la voz algo rasposa tratando se sonar calmado.

Y estaba claro que no era así. El estaba todo menos calmado, se le había escapado la situación de sus manos.

Las piernas de Alana estaban abiertas en la mesa y el se encontraba en medio y aún tenía sus manos grandes pegadas en las piernas de ella y reconoció en ese momento que se había alegrado un poco de que cuando llegó al departamento Alana no estuviera en pijamas sino en jeans, así que no era que dejaba cosas a su imaginación y en una situación así podría ser peor para el.

—Nooo... —esbozo una sonrisa mirándolo de lado, y se mordió los labios viéndolo agitado y con el pelo algo revuelto a causa de sus manos inquietas y reafirmo—. No querés eso.

El abrió sus ojos algo inesperado por sus palabras y llevo una de manos con amabilidad a la cintura de ella y le confirmó.

—No, no quiero eso. Pero justo ahora, no es lo que quiero o no, es lo que debo hacer y ahora tengo que parar esto. —musitó conteniendo las ganas de volver a besarla.