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capítulo quince

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capítulo quince.
“el duelo”


Su padre había estado conteniéndola durante esas semanas, era difícil para ella como para él, pero sabían qué teniéndose uno al otro iban a poder superarlo, poder seguir adelante.

Todos los recuerdos que tenía con su madre pasaban y pasaban por Alana, habían estado así los últimos días. Ahora entendía por su madre la había dejado irse de la ciudad y cumplir su sueño de trabajar en el club que amaba, también entendía el esfuerzo que hizo su padre para eso, él sabía que a su mujer no le quedaba mucho tiempo; su pedido especial era que le de todo lo que a su hija quisiera y así fue.

—¿Hija? —su papa interrumpió sus pensamientos.

—¿Si? —se limpio la cara y giro su mirada para ver a su papa en la puerta de la cocina.

—Tu celular esta sonando desde hoy ¿No vas a contestar? —preguntó, se acercó y dejo el aparato en la mesa.

Sonrío a medias y se limpio las manos.

—Perdón, no lo escuché.

—Atende, salí afuera a hablar si querés, no quiero que estés todo el tiempo así ¿Lo sabes? ya te dije. —menciono y le sonrió dulcemente quería a su hija demasiado, ahora más que a nada que era lo único que le quedaba y avisa—. Voy a comprar algo para comer, si necesitas o pasa algo llámame.

—Bueno, si pasa algo te llamo. —trato de sonreír.

El hombre se acercó y beso su cabeza para decirle:

—Te quiero Alana. —dicho eso salió del comedor.

No tuvo tiempo de pensar en nada ya que su celular había empezado a sonar, el identificador mostraba que era él. La persona de quién se había olvidado esos días.

Acepto la llamada llevando el celular a su oído.

—¿Si? —contestó con su voz inaudible.

—Alana. —su corazón empezó a latir rápidamente, había pasado tanto que no escuchaba su voz y eso le hizo revivir un poco.

—Hola, Borré. —murmuró, entonces se levantó de la cocina para salir al patio trasero.

Corría una brisa fría, no estaba saliendo de su casa prácticamente, se mantenía solo en el calor del hogar que era ahora solo de su papá y de ella.

—¿Como estás? —pregunto, el ya lo sabía.

Ella soltó un suspiro mientras se recostaba en la hamaca, que por cierto nadie lo había usado en meses, su padre la había instalado solo para ella cuando tenía 6 años y aún la conservaba en su casa.

—Bien, como puedo, podemos... —dijo sincera.

Rafael se recostó en el sofá mirando a la puerta principal de su casa, su mujer acaba de salir por lo que tenia minutos largos para hablar con la chica.

—Si necesitas algo o tu papá incluso, podes decírmelo.

Ella sonrió de lado como pudo.

—Te agradezco, aunque no haya nada más que necesitemos que ella este acá.

El colombiano se quedo en silencio sabía que no podía decir mucho y no servía para refuerzo en sus palabras solo quería darle un buen abrazo, pero eso era imposible ahora.

—Lo sé, pero debes pensar en positivo de en más ahora... a ella le gustaría eso. —concluyo y sugirió—. Ora mucho, te va ayudar a encontrar paz y que ella también lo pueda encontrar.

—Sí, supongo... —sus ojos estaba empezando a cristalizarse y lo que menos quería era llorar—. Pero decime... ¿Llamabas por algo en especial?

Borré asintió aun sabiendo que ella no podía verla.

—¿No volverás más? ¿Estoy en lo cierto?

Alana sonrío tristemente, le gustaría pero sabía que eso no pasaría.

—No... creo que no, Rafa.

—Te extraño —admitió sorprendiola, solo había pasado una semana y media y el ya se sentía así—. Extraño verte por el club con tu cámara y esa sonrisa.

La chica soltó una risa sincera, no sonreía o reía desde hace una semana.

—Es bueno escucharte reír, por lo menos mi llamada sirvió. —siguió el delantero.

—Gracias. —murmuró al teléfono sentida Alana—. Me haces bien ahora... siempre lo hiciste.

—Pues entonces estoy mejor, es muy lindo eso que dices Alana. —ella no podía contestar a aquello y el solo pudo decir lo que decía en ese momento—. Creo que marcaste mi vida, por más tonto que suene, eres y te notas especial, lo sos para mí.

—¿Si? —la sonrisa incredula de Alana se había expandido más en su cara, no podía creer escuchar aquello de él.

—Sí lo hiciste. —siguió él colombiano—. Y si algún día volves por aquí y me ves... Te vas a dar cuenta de lo que te estoy diciendo.




Pasiones | RB. [1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora