Lokuras ajenas

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... Asusta. La ausencia de esperanza asusta. Desconocer la búsqueda. Estar perdidos. Vagabundos de nuestros sentimientos; sentimientos vagabundos en nosotros que buscan un alma a la que entregarse, cansados de no echar raíces, de no poder crecer. 

... Miro al cielo y pregunto o mejor... miro al cielo y grito: “¡Misterio vestido de falta de certeza!” ” Pregunto luego para mis adentros en casi un silencio: “¿Quién eres?...   No te temo, aquí estoy, solo y asustado”. Mi cobardía se tornó sustento... El niño pasó cerca y tirando de mi mano me despertó. “¡He nacido!” 

Lo que para nosotros es el nacimiento, es la muerte en otra vida y la nuestra empieza sepultando otra. Todo empieza y todo acaba, nada empieza y nada acaba. Todo es la misma cosa, no hay distinciones; en nuestra percepción está el error. La realidad, la única que existe y no la nuestra, es diferente.

Me he detenido. Ya no avanzo. Siento vértigo. El suelo sigue pasando bajo mis pies. Mi voluntad no afecta al universo ni en su mínima esencia. O eso siento yo... ¿Podremos recuperarnos algún día? ¿Estamos heridos de muerte?...La multitud es droga, el individuo fallece, si es que...

-¿Cuál es tu nombre? 

-Mi nombre es mentira.

-Aun así dímelo, prometo no creerte.

-Mi nombre es SUEÑO.

-¡Sueño! ¿Sueño, dices? ¿Mi sueño?

-De sobra sabes que sí.

-He sentido tu presencia y he abierto los ojos. Abandona las sombras para que puede contemplarte.

-No puedo. Si abandono las sombras moriré. Solo existo en tus fantasías.

-¡Mientes!, ¡mientes! ¡Mírame! Aunque de mis ojos veas salir infinitos hierros incandescentes y mi pecho reviente pariendo a la muerte y convirtiendo mi lengua en soga alrededor de mi cuello, jamás renunciaré. Mi mundo lo he construido yo para mí y acabará cuando mi yo expire...

¡Nada podrás hacer!

Esto no es mío. Es el primer fragmento de uno de los mejores libros de poesía que he leído. Se llama Lokura, y es de un poeta acto ex-luchador de boxeo ex-monologuista-humorista ex-jugador de rugby, Hovik Keuchkerian. Parece un comienzo muy duro, pero si os animáis encontraréis versos que os dejarán sin habla, y si podéis oír al mismo Hovik recitándolos alguna vez... ahí os quedaréis también sin aliento. 

Reflexiones de un imbécilDonde viven las historias. Descúbrelo ahora