Aquel día se festejaba el segundo siglo de vida de Lady Marie La'Dilampour y su vestido azul resaltaba el hermoso color de su piel. Pálido como el blanco que aleteaba en el estandarte de la bandera de su Francia querida. Adjetivos y más adjetivos hacia la señorita La'Dilampour.
-amor, bellísima, ¿cuándo compraste ese vestido?
-ayer me lo trajo Ritzmurfinger, me lo hizo Óscar de la Renta en persona.
-pues te ves perfecta, amor mío.
-oh, merci beaucoup, c'est pas une bonne idée, amour de ma vie.
-¿desde hace cuánto te expresas en francés conmigo?
-desde que me diste sangre de aquel pintor de Montmatre, y también de la meretriz del Moulin Rouge.
-admitirás que te gustó, ¿o no?
-obviamente, no hay mejor sangre que la producida en un burdel.La sangre de diversas especies entraba por la puerta principal en grandes galones de cristal corte diamante. Escaseaba la sangre humana. Únicamente había la de cinco personas, pastores olvidados de Dios, que sólo se acordarían de ellos sus familias pobres e insignificantes. Nadie a comparación de la familia La'Dilampour y su incontable fortuna. Quinientos millones de euros en obras de arte. El doble en ganado. Y el más poderoso cargo en la política francesa y en la mafia turca.
"El dinero y poder siempre recaerá en todo lo que tenga sangre en sus venas" decía Doña Camille La'Dilampour.
Esta familia normanda formó por quinientos las leyes y organización de su comunidad, sin duda, la familia real vampírica.