Capítulo 4: Cazador

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Transilvania, Valaquia, 1820

Todavía las personas creían en magia y fantasías, creían en lo divino y lo demoníaco. La eterna batalla entre el bien y el mal, aquella que pregonan los cristianos, los antes cazados y perseguidos. Su santo libro habla sobre una batalla por las almas de los seres humanos, una en que aparentemente, nosotros tenemos libre albedrío para escoger bando. Pero existen otras batallas, las que los seres que habitamos esta tierra divina luchamos contra los de nuestra misma especie y aveces, contra otras especies que desean dominar. Existen guerras por sangre, la dirigida por las criaturas demoníacas pertenecientes al averno, los "Vampiros"

La vieja Transilvania, con sus pequeños pueblos, sus ciudades y sus habitantes, sobretodo sus habitantes. Aquellos que después de veinte años de sufrir abusos y acoso por parte de los vampiros, comenzaban a mermar, a mermar esperanzas, sueños, también, el miedo. Porque, ¿Qué tanto puedes temer cuando se te ha arrebatado todo?. Cuando ya no se tiene nada que perder, ya no hay miedos que te aten.

Sesshomaru creció en el nicho de una familia pobre como muchas otras. Tenía dos hermanos, tenía, porque uno de ellos murió y el segundo desapareció. Sesshomaru a sus 15 años era ignorante, por supuesto, sobre la lectura, la elocuencia, la política, la economía y muchas otras cosas más que es natural alguien de su posición no conozca, la educación era reservada a los hijos de los grandes señores, ¿Para qué necesita un vasallo saber leer? No, es mejor que sean ignorantes, hasta de las cosas más obvias frente a ellos. Así, Sesshomaru llegó a los diecisiete años, con un aspecto tosco pero atractivo, de espalda ancha y brazos fuertes, torso bien formado y piernas acostumbradas a largas caminatas, todo su cuerpo estaba esculpido a punto de trabajo duro, trabajo de campesino. Los extraños ojos ámbar y el cabello albino, hacían que cualquiera se espantara al verle, con sus 1.80 de altura, no estaba tan arriba del promedio, pero en su aldea al parecer, ser más bajo era la regla y él lo olvidó, así, Sesshomaru sobresalía del resto.

Hablaremos de su familia. Un padre abusador, Taromaru Taisho, apellido que robó de un pañuelo que recogió cuando adolescente del camino, nunca supo a quién pertenecía ni le importaba, como un joven sin nombre y sin padres, encontrar un nombre, era como encontrar dinero. Así, se auto-bautizó Taromaru Taisho. Se casó muchos años después con su adorada Izayoi, una hermosa joven de apenas catorce años que huyó del hogar cuando tenía doce. Encontró en Taromaru una tabla de salvación, se casó con él sin decirle, que estaba embarazada de dos meses de un cliente del burdel de donde su marido le sacó un hombre que vio nada más una vez. En su primera noche como matrimonio, fueron interrumpidos por el incesante golpeteo en su puerta. Era tanto el ahínco del desconocido que las frágiles paredes de madera cortada y tallada por Taromaru con sus manos amenazaban con venirse abajo, así el hombre, furioso, decidió atender y de paso poner en su lugar al inoportuno visitante, Izayoi suspiró, debía lograr que su esposo la follara antes de que se diera cuenta de su preñez. Al abrir, se encontró con un bebé envuelto en una capa que parecía pertenecer a una mujer, una mujer muy acomodada, las callosas manos del hombre jamás tocó tela tan suave, era como tocar el cielo, ¿Serían así de suaves las nubes?

Así llegó Sesshomaru a su nuevo hogar, porque éste, era el tercero.

Después de un embarazo "prematuro" de siete meses y tres días, nació el pequeño Inuyasha Taisho. Un bebé hermoso, de extraños ojos ámbar, como los de su "hermano" pero de cabellos negros cual brea, igual a su madre. Ella los amó a ambos mientras Dios permitió viviera, lamentablemente murió en el parto de su tercer hijo. La pequeña Rin. Era tan pequeña pero de un potente llanto. Taromaru no pudo soportar la muerte de su Izayoi quien jamás le revelaría que cada vez que estaban juntos en la cama ella imaginaba a aquel cliente que jamás volvió a ver. Pero su esposo nunca lo supo, él le adoraba y tras su muerte, la pequeña criatura que sí era su propia sangre, fue objeto de su odio y su amargura. Rin, triste y callada Rin. A sus ocho años la niña aún no hablaba. Su padre le enseñó, que como el ser malévolo que era al matar a su madre, no se le tenía permitido hablar. Tal era el grado de abusos que el único día en que la niña habló finalmente fue para llamar, a todo pulmón y con todas sus fuerzas a su hermano, fue como una erupción.

Sangre Pura ( Fanfic Sesshome Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora