"El pasado que un hombre no puede evitar es la semilla que ha sembrado."
Transilvania, Cluj, Napoca.
Pasado.
Luego de perder su vida entera, la sed de venganza lo llevó fuera de Oltenia, Sesshomaru vagó de aquí para allá aceptando trabajos para sobrevivir, no perdía el horizonte de su objetivo pero sabía que no podría lograrlo si no conseguía alguien que le instruyera en el arte del combate, lastimosamente aún no sabía dónde ir y mucho menos a quién acudir, alguien realmentebueno y no un aficionado.
Terminó de mozo en al castillo de un señor feudal muy adinerado; sus días transcurrieron sin mucho que mencionar hasta que la providencia al fin llegó a sus oídos.
—Inu No Taisho, es el mayor cazador de bestias que existe, dicen que era un general al servicio de la corona Otomana pero se retiró para dedicarse a la cacería, ha acumulado una gran fortuna...—
Sin saberlo, esos dos ebrios enmedio de la taberna del pueblo, le dieron una pista de a quién debía buscar.
Sesshomaru partió ese mismo día para buscar pistas de ese peculiar personaje quien compartía su apellido, no sabía que al buscar a ese famoso cazador, encontraría ese hogar que le fue arrebatado con saña por el destino; viajó por semanas siguiendo pistas que recogía de los pueblos que se topaba en su búsqueda, de aquí para allá, vagando tras solo rumores de esto y aquello, buscando a alguien que conocía solo por descripciones vagas que cambiaban de un día al otro.
Inu No Taisho era alto, de al menos un metro noventa y a veces medía dos metros; tenía el cabello largo y a veces no tanto; algunas veces viajaba solo y otras junto a un perro lobo; supuestamente usaba dos espadas pero algunas veces tres; un día su residencia era una cueva y al otro un palacio de color blanco.
Los días se le volvieron meses y así pasó un año en su búsqueda infructuosa, cuando comenzaba a considerar esa búsqueda sin sentido de un fantasma, de nuevo la providencia le sonrió.
En medio de las llamas de un pueblo que ardía como el infierno, mientras los vampiros mataban a diestra y siniestra... Sesshomaru Taisho conoció al famoso cazador, al hombre que le regalaría más que solo una coincidencia de su apellido, le daría una pista hacia el reconocimiento que merecía desde su propio nacimiento; el momento se perdió ante el peligro, uno de los vampiros se precipitó hacia él, Sesshomaru usó el azadón que siempre llevaba con él para defenderse, le propinó un golpe a la bestia en la cabeza con tanta fuerza que el mango se quebró, la criatura se aturdio pero pronto estuvo de pie listo para atacar de nuevo, Sesshomaru vio alrededor buscando algo con qué defenderse o debería usar sus puños, sin nada alrededor, se preparó entonces y la bestia atacó.
El filo de una espada decapitó al vampiro que tenía al frente, entre el hollín y el humo, apareció, el cazador, con su altura de uno noventa y tres, sus cabellos plateados largos recogidos en una coleta, sus ojos ámbar brillantes y las dos espadas que tantos monstruos de la noche han matado, finalmente estaban frente a frente, padre e hijo, sin saberlo.
"Toga", como lo llamaba su esposa, le entregó una de sus espadas al joven desconocido y le guiñó un ojo.
—Necesitaré ayuda hijo.—
—¿Cómo sabe que le seré de utilidad?. —
—Corazonada.—
Sesshomaru demostró que aunque no tenía entrenamiento, su instinto nato era muy bueno, el cuerpo reaccionaba muy bien y aunque sin técnicas y muy salvaje, su forma de pelear tenía espíritu y fuerza, esa noche, decapitaron a cuatro vampiros soldados y uno de estrato más alta, finalmente conoció la batalla y supo ese era su destino.
—Te invito a un trago.— sonrió el hombre.
Sesshomaru lo acompañó mientras los sobrevivientes del ataque trataban de apagar el siniestro. Ambos bebieron sentados en un tronco caído bajo las estrellas contando sus vivencias, sin poderselos explicar, confiaron inmediatamente uno del otro. Inu no Taisho cambió al escuchar el nombre de la madre de Sesshomaru, sonrió y dijo debía irse pero le dejó una espada sin filo y la dirección de alguien.
Sesshomaru partió rumbo a Bucarest, capital del principado Rumano de Valaquia en busca de esa pista, sin saber, que tres días luego del encuentro con ese hombre, Toga moriría en batalla pero feliz de haber encontrado a uno de sus hijos y dejarle su historia.
Finalmente dio con la enorme casa blanca de columnas rojas, llamó a la puerta y se le dejó entrar.
—Le atenderán en breve.— el mayordomo de estatura baja y rostro más arrugado que una pasa le dejó enmedio de un lujoso salón.
Miró en todas direcciones, ya había estado enmedio de personas adineradas, pero nunca se sintió tan cómodo, caminó tocando los muebles, la madera, las cortinas y viendo el enorme jardín.
La puerta se abrió y entró la mujer más hermosa, imponente y magnífica que hubiera visto en su vida, la dama de ojos dorados y cabellos plateados, alta y regia como un árbol tomó asiento en un sofá, cruzó la pierna y se quedó perpleja observando al joven.
—Este no es uno de tus bastardos Toga...— susurró la dama, Taisho no alcanzó a escucharle.
Ambos quedaron en silencio.
—Así que...— la dama de cabellos plateados vio al joven frente a ella con curiosidad, era igual a su difunto esposo, pero también... había algo de ella en sus ojos. —¿Este es nuestro hijo?. —
Irazue Taisho, mujer enigmática de ojos bañados en un atardecer dorado igual a los de Sesshomaru quien, la estudia con atención. Él sabía que había encontrado más de lo que hubiera imaginado, buscaba a alguien que le entrenara en el arte del combate y encontró al último vestigio de su familia, encontró a su madre.
Desde ése día, madre e hijo entrenaron por años, ella le enseñó el arte de la espada que ha sido el legado de su familia por cientos de generaciones y le entregó, cuando ya estuvo listo de volver al mundo, una espada que ha atesorado por siglos, Bakusaiga sería suya, así como su corazón y su legado.
—Vuelve cuando sientas que el viento te pide hacerlo, seré yo extrañandote hijo. —
Se despidieron sabiendo que no sería la última vez, no como el momento en que Toga le dijo adiós a ambos, no como esa amargura, sabían que el reencuentro pasaría tarde o temprano.
****
Presente.
Kagome y el monje Miroku abrieron la boca impresionados, llevaban casi un mes de viaje y finalmente llegaron al hogar de Sesshomaru pero, ninguno imaginó que sería prácticamente un castillo inmaculado. El monje conocía la historia del cazador, sus orígenes y la naturaleza de sus padres, pero no su hogar.
—Casi me dan ganas de ser mujer y, tener un hijito tuyo.— bromeó en monje.
Kagome rió por el comentario y la cara de disgusto de Taisho.
Apenas y entraron apareció una dama bellísima igual a su compañero pero en versión mujer, ella pestañeó un par de veces y luego sonrió.
—Bienvenido a casa hijo.—
—Madre... tengo un...—
—Puedo sentirlo, algo ha cambiado en ti— entorno los ojos. —, tú y esa mujer despiden un aura similar. —
La gran Irasue Taisho, la última de un linaje de sacerdotisas entrenadas para ser armas letales contra las bestias de la noche, ahora era madre de un vampiro.
Continuará...
Perdón la tardanza chicas, las fiestas me alteraron el horario y me ha costado un poco retomar el ritmo 🙈
Espero que les esté gustando la historia, conoceremos el lado sagrado y oculto de los monjes y sacerdotisas para finalmente comenzar el romance entre nuestros dos personajes favoritos 💙
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Sangre Pura ( Fanfic Sesshome Terminada)
VampireSesshomaru Taisho, cazador, está tras la bestia más temida, los vampiros. Sabe que no será fácil matar a esas criaturas pero... es la última esperanza de un aterrado poblado en la vieja Transilvania. Nada lo preparó para lo que encontraría. ⚠️Adver...