Capítulo 11: Lobo

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"Toda guerra se basa en el engaño"
-Sun Tzu.

Los rumores de una guerra por parte del reino Húngaro se esparcian por todo Transilvania como los ataques de los vampiros, el pueblo caía cada vez más en la desesperación, necesitaban un milagro.

Los frágiles seres humanos temblaban ante el poderío y las amenazas, los vientos traían aires putridos llenos con el olor a la sangre y la mortandad de cientos de cadáveres silenciosos víctimas de una expansión desmesurada y una ambición sin límites, Naraku no necesitaba de los Húngaros para ganar su guerra de sangre, pero él sabía de los instintos humanos, sabía de sus ambiciones y podría manipulables de hacer el trabajo sucio, sin un gobierno o una estructura sólida todo reino sucumbe, en éste caso el enemigo de su enemigo sería su amigo hasta que ya no le sirviera más, luego se desharía de ellos como la escoria que eran.

Para el líder vampírico los humanos somos peores que ratas asquerosas, pero hay algo que ni él mismo puede preveer, el incesante deseo humano de sobrevivir, nada es más peligroso que perderlo todo.

El pueblo era muy pequeño, rodeado de un bosque denso y montañas al sur, apenas unas cuantas casas aquí y alla; la iglesia sobre la colina, muy cerca de donde ellos venían, apenas unas horas a caballo. Decidieron pasar por la posada, pero se encontraron con las casas y negocios cerrados, nada además del inusual silencio y los pocos cuervos sobre la copa de los árboles, se desconcertaron un poco, rodearon el pueblo buscando señales de vida, nada. El viento soplaba fuerte, Kagome olió algo, era un aroma repugnante, en lo recóndito de su memoria recordaba haber sentido ése olor antes, mucho antes, pero no podía recordar lo que era. Sus pensamientos fueron interrumpidos por la mano de Sesshomaru en su hombro, veía en todas direcciones con el ceño fruncido, supo algo andaba mal.

La puerta de la taberna al lado se abrió lentamente, un hombre salió, regordete y bajito con ya muchos años encima, se acercó cauteloso.

-¿Vienen por la bestia?- preguntó. Sus ojos demostraban un terror desmesurado que no se molestaba en ocultar.

-Así es- contestó Taisho.

Kagome y Miroku le miraron, sabían lo que significaba.

Se enfrentarían a alguna bestia.

*****

Kagome se recostó contra la ventana de la habitación, al menos consiguieron donde pasar la noche; observó a Sesshomaru ser interrogados por varios pobladores que poco a poco dejaban la seguridad de sus casas, sonrió, jamás tendría como pagarle su generosidad, ni a él ni al monje Miroku, ambos eran sumamente amables, considerando conocían parte de su pasado, el que menos vergüenza le causaba, haber pertenecido al círculo más privilegiado de la sociedad vampírica le causaba más remordimientos que el haber dado su cuerpo como pago o el haber recibido dinero por sus servicios. Cerró los ojos abrazándose a si misma, el frío que recorría su cuerpo al solo recordar ese día en que llegó a la posada junto a Kaede, le hacía temblar.

Su único familiar con vida necesitaba urgente descansar y algo de comer, para alguien de su edad era necesario cuidarse, su salud era muy delicada.

Llovía a cántaros, parecía que los cielos se habían roto y un mar se desbordaba sobre sus cabezas, no podía dejar de temblar, el frío le calaba hasta los huesos.

Costel le recibió en su tabernoa/posada a cambio de ofrecerle su cuerpo, no fue problema, ya nada le dolía, o al menos así pensó hasta perder a Kaede.

Abrió los ojos para bajar a la taberna de la posada, todos se reunirían para relatar el aspecto de la bestia.

Se quedó cerca de una de las columnas, escuchó, entre más avanzaba el relato más sentía una especie de déjà vu en su cerebro.

Sangre Pura ( Fanfic Sesshome Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora