El apartamento de Sam

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Esa mañana no salí de la habitación hasta las doce del mediodía. Me pasé horas informándome sobre la nueva vida de Billie, y me di cuenta de que cualquier persona que se topara con su instagram y sus fotos, o con alguna de sus canciones en Youtube, se haría adicto a ella. Ella era única.
El corazón me dió un brinco cuando vi el programa de su próximo tour.
En tres semanas daría un show en Filadelfia.
Ella estaría aquí, a pocos kilómetros de mi.

Quería verla, necesitaba ver cómo era ella sobre el escenario aunque mi corazón se volviera a partir viendo su rostro.

Bajé al salón con mis pintas mañaneras.

-Buenos días bella durmiente. -dijo Danielle levantándose del sofá y abrazándome. -Te he preparado el desayuno. Ven.

La seguí y me sentó en la mesa. Al rato apareció con una taza de café y un plato con tostadas y mantequilla. Sonreí.

-Gracias Dani... eres un ángel. -la miré desde abajo, sentada en mi silla.

-¿Sabías que te quiero? -agachó su cabeza y besó mi frente. Luego volvió al sofá para continuar viendo su serie.

Suspiré, tener a Danielle en mi vida era como si me hubiera tocado la lotería.

Cuando acabé de desayunar, lavé lo que ensucié y me senté con Dani en el sofá.

-Oye, Danielle... -dije jugando con mis dedos.

-¿Si? -puso pause y me miró.

-Esto... quiero ir a... uhm... -parecía que le hablara a mi madre, diciéndole que iba a alguna fiesta y esperando a que me diera la bronca porque aún era muy joven para fiestas.

-A ver, ¿a dónde quieres ir? Dime. -dijo en tono calmado.

-Quiero ir al concierto que Billie dará aquí. -agaché mi cabeza. Vi que Danielle no contestaba y volví a mirarla. Me miraba pensativa.

-¿No crees que eso no sería justo para ti? Te dolerá más de lo que ya te duele, ______. -su semblante se volvió triste.

-Pero... es que yo no puedo estar aquí, a pocos kilómetros de ella y no poder verla. Necesito verla, aunque sea de lejos.

-No se _____... no creo que sea buena idea. -me dijo firme.

-Por favor, acompáñame. Quiero recuperarla Danielle, y no voy a rendirme. La recuperaré y si al final todo mi esfuerzo resulta en vano, me rendiré para siempre. -mis ojos se cristalizaron.

-Está bien, te acompañaré. Pero si vuelves a tener un ataque de ansiedad te sacaré de allí cagando leches. -me dijo levantándose del sofá.

-¿A dónde vas? -pregunté siguéndola con la vista.

-A comprar e imprimir esas dichosas entradas. -me sonrió.

Le sonreí de vuelta mientras ella desaparecía por las escaleras, pero mi sonrisa desapareció.
Si, quería y necesitaba verla, pero no poder tenerla entre mis brazos me mataría por completo. Yo era suya... y lo era para siempre.

Billie se acercó a mi oreja.

-Eres mia, _____ Woods. -susurró.

-Toda tuya... -dije como pude.

Apretó su cuerpo contra el mío, quedando totalmente aplastada entre ella y la puerta, y sus dedos comenzaron a hacer círculos sobre mi botón.
Quería más, necesitaba más.

-Por fa...por favor. -supliqué.

Dejó de besar mi cuello y me miró mientras seguía haciendo círculos con sus dedos.

-Dilo de nuevo, di que soy tuya. -reclamó.

-S...soy tuya. Soy tuya Billie. -dije entre jadeos.

Abrí mis ojos y salí de esa burbuja de recuerdos mientras sacudía mi cabeza. Muchas veces mi mente me hacía jugar malas pasadas... los millones de recuerdos junto a Billie provocaban una punzada inexplicable en mi pecho.

-Listo. -Danielle volvió al sofá.

Me tendió dos folios, en ellos se encontraba la foto de Billie, con una araña en su frente. Por Dios... era hermosa. Tragué hondo.

-Gra...gracias Danielle. -la miré y levanté la comisura de mi labio, intentando formar una sonrisa.

-No debería hacerlo, pero te quiero y si te hace feliz escuchar sus canciones en persona, lo haré. -apoyó su mano en mi pierna. -Ahora date una ducha y vístete, vamos a comer a casa de Justin y Marie.

Asentí y le hice caso. La ducha me sentó muy bien, me vestí con unos vaqueros negros ceñidos a mis piernas y un jersei de lana gris. Sequé mi pelo y fuimos en mi coche hacia la casa de la pareja.

-Hola mis amores. -dijo Justin al abrir la puerta. -Te veo mejor cara, _____. -besó mi mejilla y nos hizo pasar.

Saludé a Marie, Noah y Diego y pasamos un rato hablando de tonterias mientras bebíamos algunas cervezas.

-Os he extrañado, chicos. -dije de un momento a otro.

-Nosotros también a ti, desde que te fuiste esto no es lo mismo.-dijo Diego.

-No me quiero ir más. -afirmé. -Boston no es mi hogar, me siento muy vacía allí.

-Quédate, podemos ayudarte entre todos _____. Buscaremos un trabajo para ti. -sugirió Justin.

-El problema es que no me gusta que cuiden de mi, ya me siento mal por estar en casa de Danielle indefinidamente...

-Hey, hey, para el carro. Somos tus amigos Woods, y te ayudaremos en lo que haga falta. Además, seguro que Dani te espera con los brazos abiertos. -dijo Danielle.

-Nunca dejan de hablar de lo buena que eras en las carreras. -comentó Noah.

Rasqué mi nuca.

-Bueno... no era para tirar cohetes. -dije.

-Le ganaste a la hija de Iceburn, ¿que más pruebas quieres? -dijo Justin mirando a Marie.

-Me dejé ganar. -le sacó la lengua Marie.

Iceburn... ese nombre. Odiaba ese nombre. Mataría a ese hombre.

Me quedé en silencio recordando el sueño de la otra noche y no dejaba de escuchar las palabras de Marcus.

"Te lo mereces..."

"Ahora sabes qué se siente al perder al amor de tu vida..."

"Te mereces la muerte de tus padres..."

-¿______? ¡Hey! -una mano pasando frente mi cara me sacó de mi ensoñación, era Danielle. -¿Estás bien?

No se que me pasaba, pero una ira descomunal se apoderó de mi cuerpo y ya no podía tener el control.
Me levanté de un salto del sofá, cogí las llaves de mi coche y arranqué. Las voces de mis amigos llamándome e intentando detenerme las escuchaba lejos.
Puse rumbo hacia un destino claro.
El apartamento de Sam.

In the deep ocean | Billie Eilish Donde viven las historias. Descúbrelo ahora