ONE

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¿Qué pasa cuando sientes que todo el mundo te odia?

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¿Qué pasa cuando sientes que todo el mundo te odia?

Nadie cree en ti, sientes el desprecio de las personas al mirarte; Te sientes sucia, sientes que todo ese dolor nunca terminará y te preguntas cada día... Sí algún día se terminará todo... Te ahogas en lágrimas y te quedas en la soledad. Que al final termina siendo tu única amiga; Golpes, insultos, humillaciones son lo único que recibes, no estas a salvo ni siquiera en tu hogar, tal vez tienes momentos tranquilos, pero sabes que pronto empezarán otra vez, por lo que solo te dedicas a llorar y consumirte por el miedo y dime... ¿Qué pasa cuando creas que ya no podrás soportar más?.

Era un lunes en la ciudad de Britannia, en ese lugar había un pequeño pueblo llamado Liones, el cual era conocido por la falta de justicia desde la muerte de su presidente Bartra. Cuando el puesto fue recabado por otro político la ciudad se desmorono, haciendo que los crímenes aumentaran un veinte porciento, dejando a Liones en la sombra de Britannia. Los ciudadanos natales se quedaron por los años que llevaban en el pueblo, se negaban a dejar sus hogares y familiares, viviendo en la profunda sombra de sus antepasados.

Las Goddess eran conocidas por boca de todos, la menor de ellas de nombre Elizabeth, era la que más destacaba; No solo por su extraño cabello platinado, su bella piel albina o sus ojos heterocromáticos, si no por ser la más afectada.

El alba ya estaba en su punto y junto el murmullo del pueblo la alarma sonó. La albina se estiro para apagarla lanzando un profundo bostezo, se sentó en el borde de su cama para despedirse de su flojera y con movimientos cansados camino hasta el baño; Se despojo de su pijama quedando en completa desnudes para entrar a la ducha, tallo su cabello y con delicadeza su cuerpo, termino con el ritual secándose con la suave toalla a su lado, salió del baño y rebusco en su cajón sacando su uniforme, soltó un suspiro y se lo colocó con pesadez, odiaba ir al instituto y no por las responsabilidades que implicaba, si no por el constante sufrimiento que pasaba cada día de la semana.

Cerro su habitación una vez lista y camino por el pasillo como si de un muerto viviente se tratará, bajo las escaleras y se dirigió a la cocina abriendo la despensa buscando algo de desayunar, aún sin percatarse de la presencia de su tutora.

¡Eres una maldita maleducada! —grito la mayor con modestia tomándola de los hombros —Te he dicho MIL veces que cuando yo esté me des los buenos días. —la empujo haciendo que el cereal en sus manos se esparciera por la alacena.

—Lo lamento señorita Laila, n-no la había visto —contesto la albina con un profundo miedo de ser golpeada. Laila la observo de pies a cabeza con repudio, era una forma de decirle lo mucho que le desagradaba, alzó la mano y golpeo su mejilla con fuerza.

—¡Así que ahora no soy nadie! —masajeo su mano al sentirla arder —Pero sabes que... Mejor lárgate, no quiero perder más mi tiempo contigo, y no olvides limpiar el desastre que hiciste —apunto el cereal regado en la alacena. Elizabeth asintió temerosa y agacho la mirada al verla salir de la cocina.

No Te Dejaré ¦ Melizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora