EIGHT

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«Han pasado dos meses desde el primer día en el que Meliodas llegó a mi vida, todo mejoró gracias a él, los sonrojos y las sonrisas nunca hacían falta a su lado, estaba ansiosa de verlo, hemos pasado por tanto que aún no me creo seguir a su lado, ...

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«Han pasado dos meses desde el primer día en el que Meliodas llegó a mi vida, todo mejoró gracias a él, los sonrojos y las sonrisas nunca hacían falta a su lado, estaba ansiosa de verlo, hemos pasado por tanto que aún no me creo seguir a su lado, me hace sentir tantas emociones. Me hace sentir amada por alguien. »

Elizabeth soltó un largo suspiro. Era la sexta vez que se miraba en el espejo, no por vanidosa, más bien por el nuevo estilo que llevaba; una coleta alta con un moño rosa y en el cuello una bonita banda morada que hacía resaltar su uniforme.

No se si sea buena idea —se mordió el labio inferior indecisa, estaba segura pero a al vez no, quería volver a peinarse pero el tiempo no le daba favor.

—¡Goddess, baja ya, carajo! —le gritaron desde la cocina haciéndola sobre saltarse, era tarde, debía enfrentar sus inseguridades de una vez.

¡Ya voy! —respondió con un temblor ligero. La albina tomó su mochila rápidamente, se colocó sus zapatillas y salió de su habitación, encontrándose con su madrastra en la cocina. —Nos vemos, señorita Laila.

—Adiós, no olvides llegar tarde —le dijo sin mirarla, ocupada en la cocina.

—¡Claro! —respondió la albina; tomó de un trago su jugo y agarró una tostada con mermelada, a pasos rápidos salió de su hogar y bajó la velocidad al estar cerca del punto de encuentro donde veía a Meliodas, él cual ya la estaba esperando. 

El blondo sintió como sus mejillas se calentaban y tomaban un color rojizo, cuando enfoco bien su mirada en la albina frente a él.

El blondo sintió como sus mejillas se calentaban y tomaban un color rojizo, cuando enfoco bien su mirada en la albina frente a él

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B-b-buenos días, Mel —tartamudeó ella, con un ligero sonrojo en sus mejillas ante la boba sonrisa del más bajito.

B-buenos d-d-días, Ellie —ni él creía que estuviera tartamudeando, a ese paso, le quitaría el puesto a su amiga ojiazul.

¿Qué te parece? —cuestionó, moviendo su coleta para mostrarle con más libertad. Meliodas le sonrió con ternura apreciándola bien. 

No Te Dejaré ¦ Melizabeth ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora