Su respuesta era todo: La oportunidad de tener una mejor vida, ser feliz, y estar con Meliodas, solo tenía que elegir, ¿no?; No, no solo era decir sí, tenía que pensar también en él, ¿Qué haría cuando sus padres se enteraran de que metió a una chica en su hogar?, ¿Cómo solventarían gastos?, ¿Dónde se acoplaría ella?, era todo un manojo de pensamientos negativos, pero cuando volvió a encontrarse con esa mirada, sabía que todo iba a estar bien, que no debía preocuparse y solo dar una respuesta, él estaba para ella y ella para él.
—S-si —balbuceó con timidez al verlo agrandar su sonrisa. —Acepto, vámonos de aquí —Meliodas acarició su mejilla y la miro a los ojos para decirle que todo iba a estar bien.
—Estarás bien —le sonrió dulcemente para darle más confianza. —No te arrepentirás, esto es lo mejor —le pasó su mochila y ella la tomó entre sus manos para comenzar a echar ropa en ella.
—Pero te ayudaré en gastos y deberes —Meliodas le sonrió ladinamente y negó con la cabeza, la albina hecho sus pocas pertenencias y aún con algo de miedo, tomó la mano del blondo. —Es todo —Meliodas agarró una mochila y la colgó en sus hombros para ayudar a Elizabeth. —Ahora o nunca, Ellie —se acercó a la ventana aún tomando la mano de ella. Elizabeth se colgó la otra mochila, pasando saliva al ver todo el trayecto que debía seguir. —E-e-esta bien.
—Vamos —de un salto llegó a la gruesa rama del frondoso árbol. Elizabeth volvió a pasar saliva al ver la distancia entre su ventana y el árbol, no era mucha pero no se sentía capaz de dar un salto como el del más bajito.
—No sé, si pueda hacerlo, Mel —empezó a temblar, Laila estaba cerca, se escuchaban sus gritos por detrás de la puerta haciendo que la albina volteara a ver la puerta y luego al árbol, aún podía regresar y enfrentar al demonio de su madrastra.
—Vamos Elizabeth, si puedes, ¡Salta! —dijo con preocupación, no quería dejarla en ese lugar, quería protegerla, hacer por ella lo que nadie más se atrevió a hacer. —Elizabeth, te prometo que todo estará bien, confía en mi.
Eso basto para que la platinada volviera a mirarlo con determinación, la vio sujetar los cordones de la mochila con ambas manos.
—A-aquí voy —añadió para darse más ánimos.
—¡ESTO LO PAGARAS CARO! —Laila golpeó la puerta con fuerza haciendo que la albina diera un salto digno de una bailarina, era sorprendente como el miedo la obligó a superar el miedo.
—¡Te atrapé! —exclamó, sosteniéndola de la cadera. —Te dije que si podías —Elizabeth soltó una risita nasal y aún con escalofríos se mantuvo de pie. —Bien, salgamos de aquí.
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No Te Dejaré ¦ Melizabeth ©
De Todo[ TERMINADA ] Todos hablan de Elizabeth Goddess; una chica de diecisiete años que es humillada y maltratada por todos, gracias a un malentendido del pasado. La soledad la carcomía y las esperanzas de volver a ser feliz se estaban agotando estaba con...