«El problema de la atracción humana entre humanos es que nunca sabes si esta será correspondida. » Leyó el rubio con detenimiento, bien Patch tenía razón, los humanos a veces pensamos más en uno mismo que en la persona frente a nosotros.
El rubio soltó un suspiro hondo, cerró el libro y lo puso en el mueble al lado de la cama; talló sus ojos por el esfuerzo visual que había hecho en esas dos horas y bajó la mirada para ver a Elizabeth, estaba completamente dormida, su boca ligeramente abierta y varios mechones de su cabello cubrían su rostro. Meliodas analizó más el rostro de la chica, para ser más específicos sus facciones, el tenerla así de cerca era como un sueño para él, una sonrisa apareció en su rostro, se preguntaba cómo podía ser tan linda al dormir.
Alzó su mirada viendo el techo de la habitación, era de un color entre melocotón y beige y en el centro había una estrella de cinco picos con lo que parecía ser una Diosa en medio, soltó otro suspiro al recordar su antigua cuidad. —«¿ Cómo estará todo en Camelot ? »—pensó para el mismo al recordar a su familia y amigos.
—Meliodas...—murmuró Elizabeth entre sueños. Meliodas apartó su mirada del techo para voltear a verla, seguía dormida, tal vez solo estaba en un sueño.
—No... Me... Dejes sola —susurró formando una sonrisa en sus labios que derritió el corazón del rubio.
—No Ellie, nunca te dejaré sola —acarició su cabello al verla sonrojarse, sabía que algún día se iba a volver obsesivo por su sonrisa.
—Gracias. —abrió sus ojos y conecto su mirada adormilada con la de él.
—¿Me escuchaste? —le preguntó con un notorio sonrojo. Elizabeth casi se desmaya de ternura al verlo, era la primera vez que se sonrojaba ante sus ojos.
—S-si, ¿Es enserio?, ¿No me dejarás? —se acomodó a su lado sin despegar sus miradas, no quería ser un estorbo para él, pero tampoco quería separarse de su lado.
—¡Claro que es en serio! —exclamó con una gran sonrisa dejando su sonrojo a un lado. —Yo estaré para ti, cada que me necesites.
—Gracias, Meliodas. —se acercó a su rostro, observando esa mirada verde que tanto la hipnotizaba. —Yo también estaré para ti —dijo ante la mirada caótica del más bajito.
—¡ELIZABETH! —gritaron desde la planta de abajo, interrumpiendo el momento inefable entre los jóvenes, haciéndolos separarse de golpe.
—¡Oh, no! —exclamó Elizabeth, se levantó de su cama y se apresuró para ponerle seguro a la puerta —Meliodas, tienes que irte —volvió con el rubio quien ya estaba de pie y con un semblante preocupado.
—¡Elizabeth Goddess!, Baja ahora mismo o te irá mucho peor —se escuchaba claramente como la mayor caminaba en dirección al cuarto de la albina.
ESTÁS LEYENDO
No Te Dejaré ¦ Melizabeth ©
Random[ TERMINADA ] Todos hablan de Elizabeth Goddess; una chica de diecisiete años que es humillada y maltratada por todos, gracias a un malentendido del pasado. La soledad la carcomía y las esperanzas de volver a ser feliz se estaban agotando estaba con...