[ TERMINADA ]
Todos hablan de Elizabeth Goddess; una chica de diecisiete años que es humillada y maltratada por todos, gracias a un malentendido del pasado. La soledad la carcomía y las esperanzas de volver a ser feliz se estaban agotando estaba con...
Lo siento; amo esta película, la canción y a la actriz... ES ARTE DAMAS Y CABALLEROS. 🛐✨
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—¡Estamos en casa! —exclamó, pero nadie respondió.
—Supongo que aún no llega nadie —se adelantó la de zarcos azules, inspeccionando su hogar con detenimiento. Las luces yacían apagadas todavía a excepción de las de la planta de arriba.
—Hola chicos —apareció Zeldris al inicio de las escaleras. —¿Cómo les fue? —les preguntó mientras bajaba los escalones para recibirlos, Elizabeth se había equivocado.
—Hola Zel —saludó primero la albina con una gran sonrisa, acercándose al azabache para darle un cálido abrazo que acepto con gusto. —Estamos bien, ¿Qué tal tú?
—Supongo que faltaste a clases, ¿Verdad? —interrumpió Meliodas al verlo tan tranquilo. Zeldris se separo de Elizabeth para encarar a su hermano.
—No hermano, cancelaron clases, la maestra no podía presentarse —Meliodas asintió y se acercó a él para revolotear su cabello.
—Esta bien. ¿Mamá y papá han dado señales de vida?
Zeldris se alzó de hombros ante su pregunta.
—Pues, me dijeron que recibieron otra junta, pero no estaban seguros de aceptarla.
—Ya veo, esta bien, gracias Zel.
—¿Por qué no preparamos la comida entre los tres? —preguntó Elizabeth con un hermoso brillo en sus ojos. Le hacía emoción imaginar a los hermanos cocinando con su ayuda, un momento familiar para unir más lazos con el menor de los Demon al cuál empezaba a ver como un hermano menor.
—Me parece perfecto, Ellie —respondió Meliodas mientras dejaba su mochila en el sofá.
—Si, no me viene mal aprender cosas nuevas —continuó el azabache mientras sacaba su celular para ver la hora. —Además ya es hora de cenar.
—¡Qué esperamos entonces! —los tomó de la mano para correr hasta la cocina con ellos, escuchándolos reír por la actitud infantil de la albina. Se adentraron a la cocina, y sacaron los ingredientes de la alacena.
Elizabeth comenzó a darles instrucciones, Meliodas se encargaría de cortar los alimentos, y Zeldris se encargaría de sazonarlos, mientras que ella calentaba y revisaba que todo quedara bien.
veinte minutos después la comida estaba lista, una deliciosa lasaña salió de aquella cocina junto a sus tres creadores.
—De verdad aún no creo que hayamos logrado esto —comentó Zeldris sin dejar de ver la lasaña con los ojos brillosos, se veía bastante apetitosa.