La llegada

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Narrador omnisciente

Era como cualquier otro día en Konoha, o eso pensaban sus habitantes. No muy lejos de ahí, se encontraba una niña muy hermosa, de aproximadamente 14-15 años. En su cara yacía una máscara de dragón. Su traje ninja resaltaba su buena figura para su edad. Se alcanzaba a ver su largo cabello de variados colores, parecidos a los de una galaxia. Tras la ranuras de la máscara se podían observar unos hermosos ojos de color rojos como la sangre, lo cuales brillaban. Aquella chica vagaba por el bosque hacia la Aldea escondida entre las Hojas. Por fin iba a llegar a su destino luego de un largo viaje, después de eso, solo faltaba cumplir su objetivo.  Oh, pero no subestimen a Tn por su corta edad, si ella lo desea, puede ser el mismo Diablo.

Narra Tn

Espero que todo salga de acuerdo a mi plan. Después de un largo viaje, a la distancia logre ver la gran puerta de Konoha, y 2 guardias cuidándola dentro de una casilla o algo por el estilo. Suspire, lo mejor será esquivar a los guardias. Con esto en cuenta, escondí mi chakra y me adentre un poco en el bosque. Subí a la copa de uno de los árboles cercanos a la pared, salte la gran pared gigante y entre a la aldea sin ser vista por los guardias o algún jonin, así dirigiéndome a la Torre del Hokage.

No me tarde mucho en llegar a la Torre del Hokage, eso sin ser vista por absolutamente nadie. Busque por afuera, hasta que encontré la oficina del Hokage. Para mi suerte, una enorme ventana da a esta, así que será fácil entrar. Saque un kunai de mi bolsa de armas y rápidamente me adentré por la ventana de la oficina del Hokage, por lo que logre ponerme detrás de él. 

-Un gusto por fin conocerlo, Hokage-sama- dije fríamente detrás de el Hokage con el kunai en su cuello, apretándolo un poco pero no tanto como para hacerlo sangrar.

-Cómo entraste hasta aquí!? Quien eres y qué asuntos tienes con la aldea o conmigo!?- pregunto el Hokage algo molesto pero serio, sin levantar tanto la voz. Logré percibir su miedo al no saber cómo entre desapercibida, ya que ni si quiera él había notado mi presencia antes de ponerle el kunai en el cuello. Note sus intenciones de zafarse de mi agarre y prepararse para la batalla, por lo que apreté más el kunai en su cuello, lo que lo freno.

-Mire, Hokage-sama, me quisiera quedar a vivir aquí. Necesito que me deje quedarme en esta aldea y me prometa unas cuantas cosas, de no ser así, bueno... mucha gente podría salir lastimada, y la verdad no quiero eso. Oh, y esto del kunai es por por pura precaución, no queremos que se exalte y crear una batalla innecesaria, podría salir mal para la aldea- dije con tono serio y algo juguetón, a lo cual el Hokage se quedó pensativo unos segundos, parece no querer ceder.

-Tik, tak, no tengo todo el tiempo del mundo, Hokage-sama~- dije de forma juguetona, pero este noto que iba enserio cuando aprete más el kunai en su cuello, sacándole un poco de sangre.

-Bien, pero no le hagas daño a nadie, o te enfrentarás a mi- dijo el Hokage bastante furioso, huh, eso fue fácil. Iba a contestarle que perdería ante mi en un enfrentamiento, pero preferí no hacerlo enfadar más, no quiero que se retracte. Aparte, nunca hay que subestimar a alguien.

-Bueno, ya que accedió que podía vivir aquí, ahora vienen mis requisitos. Uno, seré como cualquier persona, así que tendré la misma seguridad que cualquier habitante de la aldea y por lo tanto no quiero ver a ningún Anbu vigilándome, porque lo mato, entendido?- dije seriamente con él kunai todavía en su cuello, el Hokage afirmo ante mi petición.

-Dos, me dará un lugar para vivir, y podré asistir a la que llaman "Academia". Tengo entendido que tengo dos años más que los niños de ahí que se graduaron y están por elegir equipos, pero deseo que me ponga en esa generación- dije fríamente y causando asombro en su cara.

La chica del dragón doradoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora