Tn, Oshiro Tn, llega a Konoha con el propósito de encontrar lo que ha estado buscando durante ya un largo tiempo. Que es eso? Nadie más que ella lo sabe. Y ella no es cualquier niña... es la jinchuriki del dragón dorado y si ella quiere... puede ser...
Después de aquella victoria para los aldeanos, fuimos a enterrar a Zabuza y a Haku en un hermoso campo, sin dedicarnos ni una palabra entre nosotros. Creo que todavía no están listos para hablarme después de aquella revelación de mi pasado, y luego ver como decapite a aquel maldito gordo, lo que confirma que soy una asesina. En estos momentos estamos viendo el atardecer desde donde enterramos a Haku y a Zabuza.
-Tn-chan... estas bien?- me pregunto Naruto con una voz triste y algo nerviosa. Me sorprendí porque me hablara, pero no lo demostré.
-Porque no lo estaría?- pregunte fría, sin voltearlo a ver, ya que yo me encuentro adelante de todo mi equipo. No entiendo su pregunta, por algo debería de sentirme mal?
-Fueron tus amigos Tn, es nor- empezó a decir Kakashi con cierta nostalgia en su habla, pero lo interrumpí. Amigos? No se si lo éramos, pero realmente no importa.
-Las emociones afectan tu desempeño ninja. No puedo negar que Haku era alguien agradable y Zabuza... era una molestia irreemplazable, pero los sentimientos no son necesarios. Cuando alguien muere es la excepción, ya que unos segundos no son la gran cosa, pero después de eso, los sentimientos deben de ser exterminados y ocultados. Un ninja es fuerte pase lo que pase, muera quien muera, tienes que seguir adelante. Aparte, ya estoy acostumbrada a cosas así- dije fría mientras daba media vuelta y me iba del lugar, dejando a mi equipo atrás. Un shinobi no sirve si sigue mostrando y teniendo sentimientos después de lo ocurrido. Ya paso y no hay nada más que hacer. Sus muertes no deben de afectarme, no pueden.
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Pasaron unas horas, y ahora nos encontramos en la entrada del puente para irnos nuevamente a Konoha. El viejo empezó a hablar de como nos iban a extrañar y el mocoso empezó a llorar y corrió a abrazarme. Me sorprendí, pero sonreí, palmeando su espalda, causando impresión en mis compañeros. No creo nunca volver a verlo, pero no fue irritante conocerlo.
-Tranquilo mocoso, los vendremos a visitar- dije con una sonrisa tierna, a lo cual vi como se sonrojo al igual que mi equipo, que también quedaron sorprendidos al verme sonreír.
-Me juras que lo harás?- pregunto el mocoso con esperanza secando sus lagrimas. Asentí, haciendo que el mocoso sonriera en grande. Siento mentirle, pero es una mentira piadosa.
-Bien, porque cuando sea grande... me casaré contigo!- dijo sonrojado y nervioso, abrazándome más fuerte y dejándome sorprendida por aquel comentario. Eh, casarse? Conmigo? Eso no sería raro? Tiene agallas, pero me temo que no pasará.
-Ehh, lo que digas, mocoso- dije solo para hacerlo feliz, pero sentí unas miradas asesinas de parte de los chicos. Después de aquella conversación, el mocoso se separo de mi y quiso volver a llorar al igual que Naruto, ya que ellos también se hicieron hecho muy cercanos, pero ninguno quiso llorar primero. Con esto, por fin partimos a Konoha.
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