A mis padres no les agradó. Durante la mayor parte de la comida ignoraron la presencia de Ruggero. Cada vez que descaradamente le pasaron por encima, abrí la boca para protestar y su pie pisaba el mío por debajo de la mesa. Me dio una pequeña sacudida de cabeza. Me senté enojada, mi ira crecía por momentos. Las cosas pasaron más allá de lo incómodo, aunque Valentina hizo todo lo posible para cubrir los silencios.
Ruggero, por su parte, hizo todo lo posible, usando una camisa gris abotonada con las mangas sujetas a las muñecas. Pantalones vaqueros y botas negras lisas completaron su vestuario para conocer a mis padres. Considerando que se negó a vestirse formal para un salón de baile lleno de la realeza de Hollywood, estaba impresionada. Incluso arregló su cabello en un estilo vagamente parecido a James Dean. En la mayoría de los hombres no me hubiera gustado. Ruggero no era la mayoría de los hombres. Francamente, parecía Dios Todopoderoso impresionante, incluso con los moretones desvaneciéndose debajo de los ojos. Y el modo amable con el que trató el pésimo comportamiento de mis padres sólo reforzó mi confianza en él. Era mi orgullo que eligiera estar conmigo. Pero volvamos a la conversación de la cena.
Valentina estaba dando una sinopsis detallada de sus planes de clases para el próximo semestre. Mi padre asintió y la escuchó atentamente, haciendo todas las preguntas apropiadas. Nate, enamorado de ella, estaba más allá de los sueños más salvajes de mis padres. Ella en realidad ha sido parte de la familia durante mucho tiempo. No podrían estar más encantados. Pero más que eso, parecía hacerlos mirar a su hijo de forma diferente, notando los cambios en él. Cuando Valentina habló sobre el trabajo de Nate y sus responsabilidades, escucharon. Mientras tanto, Ruggero estaba sólo en el otro lado de la mesa, pero lo extrañaba. Había tanto que decir sobre eso que no sabía por dónde empezar. ¿Y todavía no habíamos hablado sobre nosotros? Entonces, ¿cuál era el problema? Tuve la extraña sensación de que algo andaba mal, algo se escapaba de mí. Ruggero se mudó a Portland. Todo estaría bien. Pero no era así. Las clases comenzarán de nuevo muy pronto. La amenaza del plan aún colgaba sobre mi cabeza, porque lo permití.
—¿Karol? ¿Pasa algo malo? —Papá se sentó en un extremo de la mesa, su rostro fruncido con preocupación.
—No, papá —dije, mi sonrisa con los dientes apretados. No habían dicho nada de mí por estar saliendo con él. Sospeché que fue anotado a la furia de chica con el corazón roto o algo similar.
Papá frunció el ceño, primero a mí y luego a Ruggero.
—Mi hija regresará a la escuela la próxima semana.
—Ah, sí —dijo Ruggero— Ella lo mencionó, Sr. Sevilla
Mi padre estudió a Ruggero por encima de sus gafas.
—Sus estudios son muy importantes.
Un pánico frío se apoderó de mí mientras el horror se desplegó delante de mis ojos.
—Papá. Detente.
—Sí, señor Sevilla —dijo Ruggero— No tengo ninguna intención de interrumpirlos.
—Bueno. —Papá juntó las manos delante de él, resuelto a dar una conferencia— El hecho es que las mujeres cuando creen que están enamoradas tienen una terrible tendencia a no pensar.
—Papa...—Mi padre levantó una mano para detenerme.
—Desde que era una niña, estaba planeando convertirse en arquitecto.
—Está bien. No.
—¿Y si se va de gira, Ruggero? —Preguntó mi padre, continuando a pesar de mi conmoción— Como inevitablemente lo hará. ¿Espera que abandone todo y sólo lo siga?