Ranma Y La Sacerdotisa

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Durante su estancia con la anciana Ranma se dedico a ayudarla en sus labores, a recolectar suficiente leña para el invierno, arreglos de la casa entre otras cosas, a cambió la anciana lo alimentaba aún que ese era más un castigo que una recompensa.

La noche anterior al día en que comenzaba el año del enteanimento Ranma estaba muy nervioso, por lo que decidió dirigirse a la cueva y esperar ahí, llevando ya varias horas la expectativa incrementaba pues todo podría tratarse de una simple leyenda.

Ranma espero y espero sentado y con los brazo y las piernas cruzadas. Amaneció, atardeció y anocheció ahí, pero no pasó nada, después de pasar todo el día y parte de la noche Ranma se levanto enojado dio un golpe a un árbol que tenía cerca y grito:

-¡Maldición!, justo después de eso la tierra comenzó a temblar y una luz salió de la cueva.

-Ranma Saotome, si crees que eres digno de mi entrenamiento y mi deceo entra a la cueva.
Ranma se paralizó por un momento, pero reaccionó rápido, trago saliva, apretó los puchos y con decisión entró a la cueva.

Estaba oscuro y sólo se veía la luz que le hablaba, cuando llegó a una estructura hecha de rocas, con un bacija en la cima, la luz comenzó a tomar forma humana, era la sacerdotisa, tenía cabello largo y blanco, con una túnica muy larga que se ondulaba en el aire mientras flotaba irradiando luz por todo su cuerpo.

-Ranma Saotome, bebé del agua de la bacija.

Ranma se acercó a tomó la bacija con las dos manos y bebió de ella.

-listo ¿ahora que?
-a partir de ahora serás mi pupilo. Dicho esto la estructura de rocas se habrio dejando entre ver una luz.
-entra, dijo la sacerdotisa.
Ranma, con cautela, entró y lo primero que vio fue un enorme espacio con zonas donde evidentemente se utilizaban para diferentes tipos de entrenamiento. Una zona con obstáculos, otra con unos lagos postes y un lago de lava y otras más que garantizaban un arduo y riesgoso entrenamiento.

-A partir de ahora, vendrás desde el amanecer, hasta el atardecer todos lo días sin descanso durante un año.
-¿al final de eso me concederá mi deceo?
-si eres digno.
-esta bien, puedo hacerlo, dijo Ranma con decisión, y comenzó el entrenamiento.

El entrenamiento de Ranma era muy duro, todos los días terminaba casi desmayado y aún después de dos mese no había, ni siquiera, logrado terminar alguna de las zonas, aún así, el se levanta antes del amanezer para ayudar a la anciana y se quedaba después del atardecer para terminar de hacer sus tareas, casi no dormía y se acostumbro al sabor de la comida, el estaba decidido y nada podría hacerlo decistir de su misión.

Fanfic Ranma 1/2: La Confesión De Ranma Donde viven las historias. Descúbrelo ahora