ƁROKEN ƦEALITIES ━━ The Flash

I. Who is the real villain?

Barry despertó en una camilla del hospital, sintiendo que alguien vendaba su herida.

—Qué bueno que despiertas —dijo una mujer, con voz suave—. Después de que te desmayaras, un tiroteo comenzó en el Banco y una bala te alcanzó justo en el hombro. Pero no fue grave, tuviste suerte.

—¿Y las demás personas? —preguntó Barry, volviendo a cerrar los ojos por las imágenes de Mick quemando todo en su cabeza.

La doctora guardó silencio mientras terminaba de vendar. Barry aprovechó para observarla al fin, dándose cuenta que era Caitlin Snow. Ella se enderezó con una mirada de pena.

—Hay muchos heridos —respondió, mordiendo su labio—. Aún no tenemos los datos exactos del número de víctimas.

El corazón de Barry se apretó. No era la primera vez que no podía salvar a alguien, pero en definitiva nunca le había pasado algo así; ser testigo de un caos de tal magnitud, viendo cómo las personas a su alrededor eran atacadas y él sin poder hacer nada para impedirlo.

—¿Y qué hay de...? —se calló a sí mismo para aclararse la garganta—. ¿Qué hay de Iris West? Ella... ella trabaja en el Banco. Sabes... ¿Tú sabes si...?

—Puedo revisar en el registro de pacientes —se adelantó Caitlin, para luego salir de la habitación.

Barry rogó que ella no fuera una de las víctimas. Ella no podía, no... Ni siquiera era capaz de pensarlo.

Caitlin regresó minutos después, y al verla con la mirada gacha, él temió lo peor.

—Lo siento mucho —murmuró—. También la trajeron aquí, pero... No sobrevivió.

Fue entonces cuando su mundo se derrumbó. Sintió que su corazón dejaba de latir por un largo segundo, mientras las lágrimas caían sin parar.

Se levantó torpemente de la cama y corrió a buscarla.

Recorrió el hospital tratando de encontrar la habitación. Y lo hizo, pero no se atrevió a dar un paso adentro, así que se asomó por la ventana. Era ella, no tenía duda. Su cabello negro y su piel... Oh, Dios, su piel estaba llena de quemaduras.

Sólo pudo observarla un par de segundos, pues lo doctores cubrieron su rostro con una sábana blanca. Caitlin llegó a su lado, antes de que se desplomara en el suelo, y lo abrazó.

Barry se aferró a ella mientras sollozaba, tratando de ahogar sus gritos.

Él sabía que ella no lo conocía, como también que no era precisamente su Caitlin. Pero, en ese momento, necesitaba tanto tenerla cerca. Hundirse en el abrazo hasta olvidar que Iris murió. Que decenas de personas lo hicieron. Y todo por su maldita culpa.

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[...]

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Barry entró a zancadas al depósito viejo, aquel en el que encerró a Eobard Thawne después de impedir que asesinara a su madre.

—¿Tan rápido te cansaste de tener contigo a tu madre? —se burló Eobard, tan sólo lo vio.

Barry ni siquiera escuchó lo que dijo, en su lugar, se acercó a él para tomarlo del cuello y lo estamparlo contra una esquina de la jaula.

—¿Qué demonios está pasando? —escupió, sacudiéndolo—. ¿Por qué todo es diferente? Sólo salvé a mi mamá.

Eobard rió ante su ingenuidad, pero Barry lo azotó de nuevo, y tuvo que responder.

—Típico error de aficionado; creer que puede cambiar la línea temporal a su antojo y no tener consecuencias.

—¡Pero es que esto no debería estar pasando! —gritó, jalando de su propio cabello—. Por qué... ¿por qué no está Flash para proteger la ciudad?

Eobard rió nuevamente.

—Al impedir que matara a tu madre y encerrarme en esta jaula, nunca viví como Harrison Wells. Nunca construí el acelerador de partículas para que explotara... Por lo tanto no existen los metahumanos, y tampoco The Flash.

—Pero ¿y Snart? Él tiene un código, no mata personas —Barry tragó saliva—. Además él dejó esa vida de criminal. Hubo redención para él.

—¿Tengo que explicarte todo parte por parte? —Eobard resopló—. Al no ser Flash, nunca lo conociste. Y él nunca conoció a Barry Allen, quien fue la principal razón de su redención. Es simple lógica, pequeño Allen.

Entonces todo se relaciona a él: por su culpa Snart se convirtió en un despiadado asesino. Y si hubiera estado al lado de Joe como se suponía, éste no se habría quedado solo, volviéndose un criminal.

—Voy a arreglar esto —declaró Barry, apretando sus puños.

—¿Y cómo piensas hacerlo, exactamente? Pronto dejarás de tener recuerdos de tu primera vida, y los cambios de ahora, serán permanentes —Eso llamó la atención de Barry. Thawne aprovechó, añadiendo, más calmado—. Pero se me ocurre algo para ayudarte... Puedes dejarme ir para que pueda terminar mi trabajo. De esa forma volvería todo a la normalidad. Bueno, casi todo.

Barry dejó salir una risa amarga. Debía reconocer que, en ocasiones, el hombre tenía sentido del humor.

—Ni lo sueñes —sentenció, apretando su mandíbula—. No permitiré que mates a mi mamá. No de nuevo.

—¿Y permitir que el mundo se vuelva un infierno viviente, a cambio? —Thawne colocó una mano en su barbilla, fingiendo pensar—. ¡Vaya, pero si eres el egoísmo en persona!

—No lo soy.

—Sí, sí lo eres. Prefieres cumplir tu capricho de tener a la familia perfecta, en lugar de hacer lo correcto para el mundo. Dios, ¿y dices que yo soy el villano?

Barry volvió a lanzarse hacia la jaula, sólo que esta vez sujetándose de los barrotes.

—Escúchame bien, Thawne —murmuró entre dientes—. Haré todo lo necesario para arreglar las cosas. Y no permitiré que nadie más muera en el camino.

—Sólo te veo hablar, pero no actuar —regresó Thawne, mirándolo con desprecio—. Inténtalo, ¡vamos! Verás que la única forma de solucionar esto es dejándome libre.

»Ya te veré rogándome después para que atraviese el corazón de tu madre.