Capítulo 6

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Las letras en cursiva es la intervención de Sasuke como testigo invisible...

—¿Dónde estoy?

          Fue la duda de Sasuke al despertar y verse rodeado de un campo verde lleno de flores y árboles de Cerezo.

          —¡Hola! Llegas tarde, pensé que no vendrías.

          —¡Oh! Lo siento, Sakura —sonriendo con vergüenza—. Mi maestro, Lord Orochimaru me entretuvo más tiempo de lo esperado.

          —¿Sakura y Kabuto? ¿En dónde estoy? —dijo estando frente de ellos sin ser visto o escuchado, así que al entender que estaba en el Genjustu de su hermano, observó a Sakura y tenía menos edad que ahora, era una niña.

          La pelirrosa le devolvió la sonrisa. —No importa, yo te esperaría todo el tiempo del mundo —confesó, mientras tomaba una hoja que había caído del árbol donde estaba sentada.

          —¡Oh! Sakura, en verdad me siento muy afortunado de haberte conocido —le sonrió para sentarse a su lado—. Solo que existe algo no me tiene muy feliz, ¿sabes? Porque sé que aún no me tienes confianza y eso me deprime.

          La pelirrosa abrió los ojos. —¡Eso no es cierto! Yo te tengo mucha confianza, eres mi amigo o algo más que eso —reveló muy sonrojada.

          —¿Tú también te sientes así? ¿En serio?

          La chica solo asintió con algo de vergüenza.

          —Si es así, ¿por qué no me has hablado de tu familia, de tus padres? ¿Tienes hermanos? No quiero que algún día quieran golpearme porque diga que tú eres mi chica —dijo buscando sus ojos para luego mirar su boca.

          —¿Tu chica, Kabuto? —preguntó acercándose más a él y de igual forma mirando sus labios.

          Por lo que el ninja-médico aprovechó la oportunidad y la besó, con ternura y con un deseo fingido que la pelirrosa no pudo detectar, ya que era su primer beso.

          —Me gustas, Sakura, me gustas mucho.

         —¡Oh! Kabuto, tú también me gustas y debo de pedirte una disculpa, porque tienes razón: yo no confiaba en ti...hasta ahora.

          El discípulo de Orochimaru, sonrió con satisfacción. —¡Ah! Sakura, no tienes que pedir disculpas, yo te entiendo y no tienes que contarme nada si no quieres, yo respetaré tu decisión.

          Acercándose a ella para besarla de nuevo, pero Sakura lo detuvo. —No, espera, quiero confiar en ti, deseo confiar así te diré quién soy en realidad.

          —No, Sakura, no es necesario, de verdad.

         —Sí, sí lo es, por favor escucha, lo único que te pido es que no te apartes de mí cuando se sepas quién soy.

         —Eso jamás, te lo prometo —dijo, poniendo una mano en su pecho.

          Gesto que Sakura consideró como una promesa del corazón, así que habló: —Yo no tengo familia, y no sé si exista alguien de mi clan, puesto soy una Haruno.

          —¿Una Haruno? —repitió en un susurró y sonriendo malamente—. ¡Por fin! Mi maestro estará muy complacido.

          —¿Qué? ¿De qué hablas?

          —Una Haruno sería un gran espécimen para mis experimentos, una excelente arma. —Soltando por fin una carcajada—. Lo que has escuchado, gracias a ti, mi maestro será feliz, tu veneno ayudará a nuestra causa.

Sakura, la Hiel-RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora