Capítulo 14

1.8K 213 22
                                    


Capítulo adornado con un poco de lemon.

La pelirrosa lo miró avergonzada de la situación. No había forma de que estuviera tranquila.

—Y bien, ¿me vas a contar? —Sus ropas le quedaban extremadamente grandes y apenas las podía sostener con sus manos.

—Yo...lo siento. Tengo que ir al tocador —dijo de forma apresurada. Dejando a Sasuke algo confundido, aun así, decidió darle un poco de espacio y entendiendo que todo esto era nuevo para ella. Es normal que la invadieran los nervios.

—Oiga, señor —dirigiéndose al encargo—. Quiero otra orden de tomates fritos.

—¿Tomates?, ¿qué no sabes comer otra cosa? —preguntó Naruto sorprendido de verlo justamente ahí—. ¡Ah! Y otra vez, eres un lindo y tierno infante. ¿Dónde está Sakura?

—Naruto, ¿qué haces aquí?

La voz frustrada de Sasuke salió tan natural que a su amigo le resultó muy cómica, tomando asiento en su mesa sin pedir permiso.

—Esperaba a Suigetsu, pero acabo de recibir un mensaje que no vendrá, por cierto, no me has dicho dónde está tu linda pelirrosa. —Sin embargo, desvió su mirada al ver al encargado del lugar. —Señor, podría traerme un buen tazón de ramen.

—No tenemos ramen aquí —aclaró algo indignado.

—Entonces tráigame su especialidad. —Miró como el señor asintió y regresó su atención a su amigo. —¿Y dónde está?

—Fue al tocador. Así que lárgate, no me molestes. Te buscaré después.

Naruto en lugar de ofenderse se empezó a reír. —Te pegó duro el amor, ¡eh! —Levantándose de un brinco. —Señor, he cambiado de opinión puede ponerlo para llevar, ¡Ah! Y el niño paga.

—¿Qué? Yo no pagaré tu comida. Si tu padre no fuera el Hokage seguro que ya estarían en bancarrota por tu culpa.

Naruto sonrió. —Es un don, y sí, tienes que pagar mi comida. Por esa forma tan pedante con que me hablaste.

—Perdedor.

—Te daría una paliza, solo que no quiero que me acusen de abuso infantil —dijo mirándolo con una sonrisa burlona—. Si sabes a lo que me refiero.

Sasuke sonrió y solo murmuró: —Tarado. —Luego arreglaría cuentas con su amigo.

En tanto Sakura entró sin reparo a refugiarse al tocador. Se miró en el espejo que estaba colgado en una de las viejas paredes del lugar. —No puede ser —repitió en su mente con una angustiante voz —. Por favor, Lady Tsunade, ayúdame.

—¿¡Ayudarte!? Ni cuando vivía lo pudo hacer, ahora menos, ¿no crees? —Esa expresión la hizo darse vuelta muy asustada al ver el reflejo de Zetsu con una sonrisa tétrica. —Hola, Sakura, cuánto tiempo sin verte. Me da gusto saber que estás bien. —Zetsu esperó a que la chica dijera algo, pero solo lo miraba con inquietud. —Sabes, mi señor está muy angustiado por ti y por no mencionar a Kabuto, quien está devastado. Él sin duda te ama y está muy preocupado —dijo acercándose a la chica y soltando un suspiro deliberadamente—. Esos Uchiha, son unos salvajes e incivilizados, ¿te han hecho daño? —Sakura negó con la cabeza, mirando su mano adornada con una sortija. —Sé que te has casado.

—Sí, me casé con Sasuke Uchiha —habló con voz trémula.

—Me causa un gran pesar confirmar tu casamiento. Sasuke Uchiha tiene la fama de ser un desgraciado, te lastimará. Kabuto quiere estar a tu lado y no cejara hasta lograrlo. Regresa conmigo, toco cambiará.

Sakura, la Hiel-RosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora