¿En dónde quiere que se coloquen la flores, alteza? -pregunto una mujer de cabello negro mientras me miraba con curiosidad-
Los arreglos grandes los quiero esparcidos por el salón y los pequeños en las mesas -dije sin demasiado interés-
Flores... Una forma de vida que dejó de atraerme desde hace un año exactamente el día en que me case con Jack Wester, desde ese día mi familia tiene estrictamente prohibido regalarme flores, incluso Jack sabe que regalarme un ramo de rosas sería un error fatal que no le perdonaría en un largo tiempo y todo esto radica de el día en que mi alma murió, cuando estaba apunto de casarme, a mi habitación entro Milán con un enorme arreglo de rosas negras y una carta que destrozó la tranquilidad que aparentaba, después justo cuando estaba por decir «Si, aceptó» apareció Rebecca escondiéndose de todos menos de mí, la ví llorar y susurrar que me amaba... Desde ese momento las flores dejaron de interesarme y mi corazón se marchito.
¡Orianna! -grito alguien de pronto sacándome de mis pensamientos- ¿¡No me estás poniendo atención!?
Lo siento, Mili -bese su mejilla a modo de saludo- ¿Que ocurre?
Te decía que fueras a buscar a Jordan y luego vengan a la habitación de el bebé -dijo con su acostumbrada bipolaridad-
¿Para que? -enarque una ceja-
Ya elegí su nombre -afirmo sonriente-
¿Y yo que tengo que ver en eso? Es asunto tuyo y de Jordan -afirme seria-
Pues será el heredero al trono de Citabella y es tu sobrino -afirmo molesta- no te portes como una maldita con mi hijo...
No me portó como una maldita -suspire- es simplemente que creo que es un momento que debes compartir solo con tu esposo
Hay cosas que tu deberías hacer con tu esposo y no las haces -se dió la vuelta y se alejó-
La castaña que tengo por mejor amiga y cuñada tiene casi ocho meses de embarazo, sabemos que su bebé es un niño, pero hasta ahora no se habían decidido por un nombre para quien será el siguiente heredero de Citabella, por tradición quien debería heredar el trono debería ser mi primogénito, pero mi esposo y yo decidimos no tener hijos, así que eso deja el puesto para el primer hijo de mi hermano.
Hoy es mi aniversario de bodas por lo que a petición de mi cuñado el rey Finn de Galimore se realizará una enorme fiesta en honor a mi matrimonio con su hermano y la verdad es que detesto la idea, no tengo ninguna razón para querer una fiesta em honor a la farsa que representa este matrimonio, que si bien, no podría decir que es horrible, tampoco es lo que yo deseaba para m futuro; mi vida desde que me case no es tan distinta a cuando era una princesa, claro que ahora tengo más deberes que realizar como reina pero casi nada es tan extenuante como se podría pensar, lo único que podría considerar en extremo extenuante es siempre tener que aparentar que estoy absolutamente feliz con la vida que tengo... Fingir puede volverse un gran martirio cuando tus verdaderos sentimientos luchan por salir a la luz y cuando apesar de querer destrozar tu vida perfecta lo único que puedes hacer es resignarte y algunas veces llorar en la soledad de una biblioteca albergada de libros con épicos finales felices.¿Paso algo con Milán? -pregunto Jack tomándome por sorpresa-
¿Por qué lo preguntas? -cuestione sin mirarlo-
La escuché gritarle a Jordan que eres una insensible -afirmo con cierto humor-
Todos saben que lo soy... No sé por qué insiste en reclamarme -suspire-
Pues según lo que me han contado no siempre fuiste así -ahora si lo miré-
¿Te han contando? -asintió-
Me dijeron que antes eras amable, dulce y que hubo un tiempo en especial en el que estabas más feliz que nunca -dijo haciendo clara referencia a mi tiempo con Becca-
Ese tiempo ya pasó -asegure regresando la mirada hacia el resto del salón-
¿Y por qué? -pregunto- ¿Por qué no puede ser así todavía?
Por qué ya no tengo razones para ser feliz -respondi seria-
Tienes a tu familia, tu reino está mejor que nunca, vas a tener un sobrino y... me tienes a mi -tomo mi mano-
No es suficiente -retire mi mano rápidamente-
De reojo lo ví alejarse de mi... Tal vez está herido por mis palabras, pero la brutal honestidad ahora es parte de mi personalidad y puede que de verdad me haya convertido en una insensible, pero la verdad es que nada de lo que hay en mi vida es suficiente para devolverme la felicidad que solo podría regresarme la florista de bucles dorados a la que no he visto desde hace un año apesar de que pasó frente a la florería con bastante frecuencia y de que las flores que estan usando justo ahora para adornar este salón sean de dicha florería. Me di la vuelta y caminé lejos de el salón dejando todo en manos de los empleados que se que harán un buen trabajo con todo, salí al jardín que por órdenes mías dejó de tener flores y paso de ser un lugar lleno de color a convertirse en una mancha verde.
¿Que haces aquí afuera? -pregunto la voz de Jordan a mis espaldas-
Me sentí abrumada ahí adentro -afirme seria- ¿Vienes a asesinarme por haber sido mala con Mili?
No, se que mi esposa puede ser la reina del drama algunas veces -se puso frente a mi y me tomo de las manos- vengo a ver cómo te sientes... Hoy es un día importante ¿No?
Eso creo -sonreí ligeramente-
Hace un año fue la última vez que la viste -asentí débilmente- ¿Por eso estás más malhumorada que de costumbre?
Pues creo que sí... -baje la mirada- la extraño mucho...
Estoy seguro de que ella también te extraña -afirmo serio- la vi hace un rato...
¿La viste? -pregunte un tanto emocionada-
Si, ella venía conduciendo la camioneta donde entregaron las flores para la fiesta, pero no la ví por más de unos segundos -lo miré sorprendida-
Nadie la había visto en todo este tiempo... -susurre-
¿Piensas ir a buscarla? -pregunto curioso-
No sería correcto -suspire pesadamente- ahora estoy casada
Y Jack es un gran hombre, pero Rebecca es la persona a quien amas... ¿No crees que es momento de dejar de hacer lo que te dicen y empezar a hacer lo que quieres? -negué-
La paz de Citabella depende de mi matrimonio -sonreí lo mejor que pude- y estoy segura de que ella está mejor sin mi...
Si, claro... Por eso desapareció durante tanto tiempo ¿No? -ironizo-
No cuestiones lo que hago, Jordan... Sabes que solo trato de hacer lo mejor para todos -dine tratando de contener las lágrimas-
Eres una magnífica reina, eso nadie lo discute, pero me duele saber que eres infeliz por tu afán de poner a todos por encima de ti -acaricio mi mejilla logrando detener una lágrima que se escapó-
El día de mi boda dijiste que algún día la vida me daría lo que merezco... ¿Aun lo crees? -pregunte seria-
Por supuesto -deposito un beso en mi frente-
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Amor Real
RomanceIncluso la realeza se equivoca. [Segunda parte «Bilogia Realeza»] Orianna Leonardi, reina de Citabella... Una chica hermosa de sangre real que fue una princesa intachable un día, pero que en algún momento recibió una carta y un arreglo de flores que...