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El de ojos azules observó al hombre moreno, estaba nervioso, podía notarlo, parecía ansioso por conocer la respuesta, Alexander contempló mentirle, decirle que no le había gustado para nada pero la honestidad le ganó.

- Mentiría si dijera que no

No fue una respuesta llena de entusiasmo positivo pero no tuvo nada de negativo, Magnus sonrió muy feliz, ya era un progreso, Alexander no podría odiar algo que le gustaba.

- Genial, me gusta que te guste nuestra casa.

Le parecía que el de ojos verdes tenía serios problemas psicológicos, era muy dependiente de lo que le dijera, su humor variaba dependiendo la interacción con Alec.

- Sinceramente no te entiendo

Dijo pensando y preguntándose cosas como ¿Qué sería capaz de hacer por mi? ¿Alguna vez me lastimaría? ¿Cumpliría todos mis caprichos? ¿Cómo sería una relación con él? ¿Y si se aburre de mí?

Lo sé, querido lector, desde el momento en que sus dudas no son sobre cómo escapar la situación está muy jodida, si Alexander hubiera crecido rodeado de gente y querido por todos tal vez se habría esforzado al máximo en escapar de su captor y no estaría pensando en ese tipo de cosas.

- Te quiero, tan sencillo como eso, hacerte feliz es mi prioridad.

Si, el sujeto estaba loco y de remate, pero su sinceridad abrumó al de ojos azules, no había maldad en ese hombre, no había manipulación, solo había un sentimiento enorme.

- Si no te molesta, quiero un baño

No se le ocurrió otra cosa que decir para salirse de esa situación tan intensa, Magnus entendió que Alec necesitaba espacio.

- Claro, iré al gimnasio, hay ropa para ti en nuestro closet.

Salió de ahí aún alegre porque sabía que perturbaba a su chico, eso era bueno y mucho, al menos tenía la seguridad de que no le era indiferente.

Alec abrió la puerta de madera y se encontró con que la mitad era de ropa para él, colores obscuros, suelta en parte, parecía su guardarropa pero nuevo y con más estilo.

Tomó lo necesario y pasó a abrir el baño, quedó de piedra en la entrada, era precioso, hasta tenía un bendito jacuzzi y sales de baño, ¡SALES DE BAÑO!.

No pudo resistirse y abrió las llaves para llenar el jacuzzi, vertió un poco de sales en el agua y jabón especial, pero parecía que no hacia burbujas y le agregó más, olía delicioso y se volteó para empezar a desnudarse, en su departamento siempre se bañaba con la puerta abierta pero viendo la nueva situación fue hasta ella a ponerle seguro y por si las dudas, tomó una silla y la puso contra en picaporte, aún no perdía la cabeza, iba a cuidar su virginidad.

Se quitó la ropa y cerró las llaves, entró con cuidado al jacuzzi relajándose, sus músculos estaban tensos, sintió algo debajo de su brazo, eran unos botones, presionó el primero y de arriba cayó agua como si fuera regadera horizontal, Alec estaba encantado con eso.

Presionó otro botón y éste empezó a sacar burbujas desde abajo, el de piel pálida ya amaba el baño, tal vez fuera su sitio favorito después de la biblioteca.

Las burbujas empezaron a salir, al parecer el jabón había decidido hacer efecto, los olores eran exquisitos, olía todo tan bien que se permitió cerrar los ojos y descansar, necesitaba pensar en lo que haría.

No podía escapar, al menos no de momento pues las salidas estaban bloqueadas, Magnus parecía que no le haría daño pero Alexander no planeaba quedarse ahí, sabía que eso estaba mal, por amor propio no podía rendirse, debía recuperar su libertad.
Quizá sí Magnus veía que no le interesaba podría aburrirse de él y dejarlo libre, o quizá se molestaba y lo mataba, tal vez si le hacía creer que estaba de su lado y era su pareja podría hacer que confiara en él tanto para sacarlo y así podría escapar.

Alexander sabía que había un auto ahí, estaba seguro que habían llegado en uno y sí tenía la posibilidad de salir tal vez podría llegar hasta el auto y así poder escapar, Magnus había dicho que estaban muy lejos de la civilización, necesitaba el auto.

Le diría a Magnus que lo había pensado y que le daría una oportunidad, así podría empezar a confiar, si era verdad que el hombre lo quería estaría comiendo de su mano, en poco tiempo lo tendría haciendo lo que él quisiera.

Sintió una caricia en su mejilla y se asustó, abrió los ojos pero solo vió blanco, eso se estaba saliendo de control, la espuma del jabón estaba regada por todo el piso, era demasiada.

Se puso de pie y trató de avanzar, buscaba los botones para apagar el agua pero no los encontraba, salió con cuidado del jacuzzi pero debido a la espuma resbaló y cayó de culo al suelo, le dolió y llevo su mano a la cadera, soltó un quejido de dolor y trató de levantarse pero la espuma se cernía sobre él y estaba entrando en pánico al quedar atrapado en todo eso, no tenía de donde sujetarse para levantarse.

- ¡Magnus!

El grito le salió por puro instinto al verse atrapado, se escuchó un estruendo, pasos apresurados y alguien queriendo abrir la puerta, no podría porque había puesto seguro y hasta una silla bloqueando la puerta, seguro morirá ahí, la espuma lo tenía atrapado.

- Alexander, ¿Qué sucede?

El hombre se escuchaba ansioso, casi desesperado e intentaba abrir la puerta, Alexander era todo nervios y pánico, no podía explicarle nada, las palabras no le salían.

Sentía que la espuma le estaba tapando completamente, empezaba a respirar con trabajo porque la espuma obstruía todo y no quería tragarsela, empezó a llorar de pura desesperación.

-¡MAGNUS!

El hombre estaba histérico antes de escuchar ese tono en Alexander y empeoró cuando ese grito despertó algo en su interior, se retiró un poco y pateó con fuerza la puerta, dió dos patadas más y a la tercera la puerta cedió abriéndose, todo era blanco, no veía a Alexander por ningún lado.

- Alexander, ¿Dónde estás?

Se adentró en la espuma tratando de alejar parte con sus brazos.

- ¡Magnus!

Su chico estaba llorando, lo escuchó y se metió de lleno, estaba cerca del jacuzzi, alejó espuma y lo encontró al fin, estaba hecho bolita desnudo pero eso en el momento no le importó, se agachó y lo tomó en brazos.

Salió con él y lo llevó a la cama, jaló una manta y lo cubrió con ella, regresó al baño y llegó hasta los controles, apagó el agua de arriba y las burbujas también, se encargaría del desastre después, fue hasta su chico y se acercó para abrazarlo.

Alexander aún estaba tocado por todo el problema y se dejó sostener en el regazo del hombre, el de ojos azules siempre había sido de emociones sensibles y había pasado un mal rato con la espuma, definitivamente el baño era la habitación menos favorita de todas.

El moreno se mantenía sobando su espalda, acariciando sus brazos y dándole besos sobre el cabello, él sabía de sobra que su chico se alteraba por cualquier cosa y ahora lo iba a mimar hasta que se sintiera mejor.

Las estaciones del Estocolmo #malecDonde viven las historias. Descúbrelo ahora