~Lena~
Me desperté un poco desconsertada. Para empezar no sabía en qué lugar estaba, y para continuar con la lista, tenía puesta una camisa que en mi vida había visto, y por si fuera poco olía como los dioses lo que me hacía maldecir mentalmente ya que no me la quería sacar.
-Ah, veo que ya estás despierta-la puerta a mi derecha se abrío revelando el torso desnudo de Ashton. Inconcientemente miré como las pequeñas y finas gotas de agua recorrían toda su piel. Ya me estoy acostumbrando a tener a este chico muy cera de mí, últimamente.
-¿Puedo saber por qué estoy aquí? ¿En tu cama? ¿Y con esta ropa?-pregunté intentando concentrarme en algo que no fuera simplemente él y su cuerpo. Y el nuevo pensamiento de quien fue el que me desvistio.
-Vaya, pero sí que eres mente de pollo ¿no?-su sonrisa no podía fastidiarme más. Todo él me pone de malas, como me fastidia la vida toda su existencia...
-Pero serás imbécil...-chasqueó la lengua y se acercó lentamente al borde de la cama.
-Dime algo que no sepa ya, princesa.
-¿Cuántas veces te tengo que decir que dejes de llamarme así?-dije irritada.
-Muchas, pero cuantas te tengo que responder que no lo voy a dejar de hacer-será intenso el muchacho...
-Eres...
-Sí, sí. Un imbécil, un estúpido y más bla, bla, bla... conozco el vocabulario de las chicas-de repente su mirada se fijó en la mía, pero esta vez noté algo diferente en ella -¿No sabes quien soy? ¿De verdad no lo sabes?
-¿Debería saberlo?-su pregunta comenzaba a intrigarme. Cada vez que la situación se estaba poniendo candente por las discusiones, él sacaba el maldito tema, de los malditos recuerdos, que malditamenete no tengo.
-Quizá, puede que haya sido una persona importante en tu vida, en tu pasado-y esa fue la llave que abrió paso a mi curiosidad.
-Te molestaría darme un recordatorio...-inmediatamente me arrepentí de haber pronunciado esas palabras teniéndolo tan cerca y práctiamente desnudo sobre una cama, en la cual yo también estaba semi-desnuda. Porque no es como si esta camisa me cubriera del todo, además gran parte de mi trasero está a la vista de sus profundos, pero hermosos ojos.
-Con gusto...-sus manos estaban a cada lado de mi cuerpo aprisionándome entre sus brazos. Para ser sincera este momento es bastante comprometedor y ruego a Dios que nadie entre a la habitación y nos descubra...
-¿Q-qué, qué crees que haces?-mi pulso iba aumentando con cada centímetro que su cuerpo se acercaba al mío.
-Recordarte el pasado, ¿No es eso lo que me has pedido que haga?-sus ojos, su intensa mirada, su cercanía, todo él me provocó una terrible punzada de dolor y no pude evitar aquél gemido que salió de lo más profundo de mi garganta.
Como pude lo alejé de mí y rápidamente tomé mi cabeza entre mis manos, mientras me sentaba como indio y la colocaba entre mis piernas. Imagenes de unos labios sonriendo y susurrándome cosas que no lograba entender. El sonido de una guitarra eléctrica, acompañada por una voz grave, pero el problema era que no podía ver más que eso. Y cuando más lo intentaba más horrible se tornaba el dolor. De un momento a otro todo sonido fue sustituido por un fuerte pitito que se colaba dentro de mis oídos como un maldito eco, el cual me estaba destruyendo los tímpanos.
-¡Por Dios! ¡Has que pare, quiero que se detenga! ¡Has que se detenga! ¡Maldita sea! ¡HAS ALGO!-lágrimas comenzaron a brotar de mis ojos, no lo soportaba más, la frustración, el dolor, no saber el qué o el por qué me estaba pasando esto...