*Maratón 1-3*
~Lena~
Sentí la caricia de unos sueves pero firmes labios sobre los mío. El calor que se instaló en mi interior fue abrasador, sin embargo todo se esfumó tan rápido como llegó, el escenario en el que me encontraba había cambiado por completo y aquel sentimiento de calidez ya había desaparecido.
La habitación ya no estaba llena de aquellos habituales y arrogantes rayos de sol, para este momento solo sentía el frío y la ausencia de un cuerpo junto al mío.
Me apoyé sobre mis codos para tener un mejor vistazo de la habitación, la sábana que supuestamente debería cubrir mi cuerpo, ahora desnudo, se deslizó dejando mi torso a la vista. Pero quizá no había nada que ver. O a lo mejor no había nadie para que observara en mi dirección.
Busqué en cada esquina, en cada rincón, pero no lo encontré. Busqué sus cosas pero no había ningún tipo de rastro del chico que pasó la noche aquí, conmigo.
No creo que haya sido una simple ilusión, un simple sueño. Todavía siendo un dolor sordo entre mis piernas, el roce de su mano sobre mi cuerpo, el fantasma de una sonrisa sobre mis labios...
El sonido de las gotas de lluvia me trajo de vuelta a la realidad.
¿No se supone que es la chica la que huye después de creer que todo lo que ha hecho ha sido un maldito error? No entiendo porque se ha ido sin...
-¿Lena...? ¿Estás bien?-me encontraba mirando fijamente al exterior, no sabía cuanto tiempo había estado allí de pie, pero era alucinante ver como la lluvia azotaba mi ventana...
-Pensé que te habías ido-mi mano está apoyada contra el frío cristal frente a mí, miro mucho más allá de las farolas, de las luces de los autos, de la oscuridad en la que está sumergida la ciudad...
Siento sus dedos temblorosos sobre mi nuca apartando el cabello, con tanta delicadeza, que se me eriza el cuerpo entero. Unos segundos después siento sus labios saborear mi piel y la sensación me deja sin aire, parece que su nueva prioridad es no dejar de tocarme...
Me volteo lentamente. Tal vez no es el movimiento más inteligente, tomando en cuenta que él está completamente vestido mientras que yo solo sostengo en un puño un pedazo de tela alrededor de mi delgado, pero para nada, frágil cuerpo.
Se acerca un poco más presionando su cuerpo contra el mío, el cual ahora está atrapado entre la pared y él.
-Pensé que te habías ido-vuelvo a repetir. Sintiendo el dolor en mi pecho al pronunciar aquellas palabras.
-No podría dejar a mi chica, ni aunque quisiera-sus manos toman mi rostro como si en algún momento fuera a empujarlo y a alejarme de él. Como si fuera capaz de hacer eso...
-¿Qué significa esto para tí? Ton, solo tenemos 16 años. ¿Qué vamos hacer a partir de ahora?-no sé como tomarme su reacción o si yo hubiese hecho lo mismo estando en su lugar. Aunque no es como si estubiera embarazada, pero... si algo falla podría estarlo.
-No te pienso mentir. No fue lo que yo esperé, Lena. No quería hacerte daño ¡Demonios! Jamás me atrevería a hacerte daño. Además ambos fuimos un poco torpes ¿no crees? -sus ojos ahora buscando los míos con desesperación- Es normal que estemos asustados, porque si cometimos algún error, es más que obvio que nuestras vidas van a cambiar, pero sabes que eso no va a alterar nada de lo que siento por tí. Lo sabes ¿no?
