*Maratón 2-3*
~Lena~
Estoy tan mareada que me cuesta ponerme de pie, pero aun así lo consigo. El golpe logró aturdirme lo suficiente como para no poder reaccionar por bastante tiempo. Limpio la sangre de mi labio y me apoyo contra una pared.
-Así que...-hablo lo más fuerte que mi labio partido me lo permite. Todos en la habitación se mantienen en silencio. Hasta que escucho a alguien hablarme.
-¡Lena! No sabes el gusto que me da tenerte aquí- levanto mi cabeza de golpe y allí está él. El sujeto que me preguntó por Ashton y Sky, cuando salí del colegio.
-Así que tú eres Marcus ¿o me equivoco?-no sé de donde sale tanta confianza por mi parte.
Ya que si analizamos bien la situación, estoy segura que no me conviene para nada esta arrogancia -muy poco- usual en mí.
-Estás en todo lo correcto, princesa. Ahora, ¿sabes por qué estás aquí?-da un paso más cerca de mí.
Aunque aún tenemos un gran escritorio, por delante, que nos mantiene lo suficientemente separados.
-Nop, no tengo la menor idea- respondo lo más tranquila posible. La verdad es que no sé porque razón, motivo o circunstancia me pasan secuestrando ultimamente. También está el porque en vez de paralizarme reacciono de lo más normal a todas estas situaciones de vida o muerte. Pero no creo que este sea el momento indicado para pensar sobre eso.
-Déjame que te refresque la memoria.
Marcus abre su laptop y la pone frente a mí, sobre su escritorio. Me enseña una foto. Puedo reconocerla, fue de hace dos años antes de mi "accidente". En ella estoy abrazada a una mujer, su mirada está posada sobre mí, mientras que yo observo directamente a la cámara. Su cabello es castaño, cae en largas ondas sobre sus hombros, casi igual al mío. Sus ojos son azul profundo mientras que los míos son azul cielo. Sería una tonta si no me diera cuenta de quien se trataba.
Junto a nosotras está un hombre, se perfectamente quien es. Siempre mostrando aquella sonrisa que iluminaba cada rincón de la habitación en la que se encontrara. Sus ojos grices como el cielo nublado en una tarde de invierno. Está abrazando por el cuello a dos chicos. Uno de ellos es alto y con porte. Ese es Kian, lo sé por su enorme sonrisa. El otro es Ethan... tan pequeño e inofensivo. Siempre ocultándose de los demás...
Ethan es tan diferente a todos nosotros. Cabello oscuro, piel tan clara como la luna llena y ojos de un hermoso verde esmeralda...
Recuerdo el día en que nuestro padre lo llevó a casa. Tenía doce años y se veía tan herido, tan mallugado y pequeño. Kian tenía quince y yo catorce. Allí fue cuando nuestra madre nos contó a Kian y a mí que iban a adoptar a este chico. Por lo que la noticia nos tomó algo desprevenidos, sin embargo no nos costó mucho tiempo para asimilar que tendríamos un "hermano menor".
Tan tímido y callado. No decía ni una sola palabra. Estuvo así por semanas. Al parecer su padre era un adicto y murio por una sobredosis, mientras que su madre estaba en rehabilitación desde hace tres años y según los médicos su recuperación no sería del todo segura. También nos dijeron que no tenía tíos o abuelos que pudieran hacerse cargo de él. Y con la edad de doce años tendría que pasar el resto de sus días viviendo en un orfanato o en casas de acogida de mala muerte.
Una noche en la que todos estaban fuera de casa. Mi hermano y yo nos despertamos por los gritos desgarradores de Ethan. Fue en ese instante en el que prometimos que nada nunca le volvería hacer daño... Ya teñía suficiente con su pasado. No hacía falta agregar otra cosa más a la lista de terrores...
Así que a partir de ese momento el chico se ha convertido en nuestro pequeño hermano. Siendo parte de nuestra familia... o lo que queda de ella.
-¿Y... Bien?- mi cabeza empieza a doler. Como es posible que reconozca a mi familia. Como es posible que mi padre esté vivo si todo lo que me dijeron desde que desperté es que ya no tengo padres, estoy huérfana, solo tengo a mis hermanos, a Jude y a mis amigos.
Ahora que lo pienso. Nunca me mostraron ninguna foto de mis padres, tal vez no fui lo suficientemente curiosa como para buscar respuestas... o quizá eso no sea del todo cierto. Porque al fin y al cabo terminé en el gimnacio aquel día.
-¿Sabes quienes son?- Marcus interrumpe mis pensamientos y me mira esperando el momento en el que falle para descubrir lo que sea que está buscando.
-No tengo la menor idea- digo sin mas.
-Oh vamos, cariño-aprieto mis manos a mis costados- nisiquiera sabes quienes son ellos- me señala a los chicos.
-Obvio que sé quienes son. Pero las otras dos personas podrían ser cualquiera. Parientes, amigos de la familia, en fin.
-Al parecer si has olvidado muchas cosas... -hace señas con su cabeza hacia sus matones y uno de ellos me agarra del codo y me arrastra hacia atrás, consigo.
-¿Q-qué demonios...? ¡Suéltame!-comencé a gritar y a patear- ¿A dónde me llevan? ¡Suéltenme, o les patearé el trasero! ¡Malditos idiotas!
-¿Así? ¿Y como piensas hacer eso exactamente?- me preguntó uno de ellos.
Le pegué en las bolas.
-Ahí está tu respuesta, pedazo de imbécil-y como si se tratara de una venganza el me golpeó en las costillas. Me arrastré por el piso hasta que recuperé mi aliento.
-Hora de dormir princesa- dos gorilas me agarraron las extremidades y un tercero apareció con una inyección.
-No... ¡NO!- comencé a removerme como loca-¡ALEJA ESA MALDITA COSA DE MÍ!- pero el tipo alcanzó a inyectarme lo que sea que esa jeringa tenía.
-¡¿Qué en el infierno era esa cosa?!- logré liberar una des mis piernas y lo patee en la cara. El golpe que recibí a un costado fue devuelto con más fuerza- de la necesaria- a mi parecer...
Mis ojos veían un sin fin de estrellitas, mientras que mis oídos le daban paso al inquieto silencio...
Tengo esta extraña sensación de estar callendo en un profundo y solitario avismo, como la última vez. Solo que la diferencia está en que ahora sé cosas que antes no. Como pude ser tan tonta y no darme cuenta de que Nick, es la misma persona que Nicholas Parker. Mi padre...
Estoy comenzado a recordar cosas que había olvidado por completo. Cosas que juré mantener en mi mente por el resto de mis días. Cosas que implican el dolor y la devastación... porque estoy segura que eso es lo que me espera de ahora en adelante...
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