Porque tus caricias me hacen sentir amado, y tu calor me adentra en aguas sin perturbar.
[SoraMafu]
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En los naranjos se había derramado el azabache de la noche. Surgían estrellas y la luna se apoderaba del cielo oscurecido. Se escuchaba la voz de las ventiscas anunciando la fría y fresca velada que se le iba a ofrecer a la ciudad ese día.
Ambos chicos se alistaban para ello. En el extenso sofá había una manta gruesa azul, preparándose para recibirlos y acurrucarlos. Además de dos tazas recién preparadas de dulce chocolate caliente, echas para devorar a sorbos.
La televisión estaba encendida, su brillo impedía tropiezos en los dos jóvenes que se guíaban hasta el cómodo nidito que estaban construyendo. Tomaron almohadas, algunos peluches y se tumbaron uno junto al otro.-¿Qué vamos a ver?- dice animado el albino. Toma un extremo de la cobija y la extiende encima suyo para esperar el brazo del azabache, abrazándolo-. ¿Puede ser comedia?
-Claro, hoy, lo que quieras- recita enternecido con la ocasión.
Mafumafu ríe socarrón al sentir un pequeño beso depositado en su cabeza.Justo ese día celebrarían su aniversario. Y no, no de pareja, si no como dúo, After the Rain estaba triunfando más que nunca, además, su conjunto merecía un debido festejo.
Sin embargo, aunque podría parecer poco, lo que ellos estaban haciendo en la bella noche era probablemente algo demasiado gustoso para sus mentes. Era simple y acogedor.Ese día no habían palomitas ni refrescos, no deseaban someterse a los aires que amenazaban con resfriados, ni dar pasos innecesarios a las tiendas. Era mejor algo dulce, simple y que eliminara el frío.
El chocolate calentaba su interior, la cobija su cuerpo y su amado el corazón.
Sí, todo un sistema completo para combatir el clima.El reproductor tragó el disco y rápidamente se reproducía el vídeo con el que ambos abrirían la conmemoración de su fecha especial.
-Todas las películas de comedia tienen cierto cliché ¿No?- sus orbes reflejaban a televisión-. Digo, las situaciones son extrañamente parecidas.
-¿Todas? Bueno, creo que el cliché es necesar-rio- titubeo por su siguiente carcajada.
A Soraru se le hacía chistoso ver comedias con Mafumafu. Sí bien las películas no le llegaran a dar gracia, las risas del albino eran demasiado peculiares, notorias y contagiosas para mantenerse neutro en todo momento.
Su mente se estaba yendo demasiado de sus actividades, ahora estaba algo perdido de los hechos que habían pasado en aquel video.
Tenía a el albino a la par, y su aroma no tocaba la puerta a su cuerpo, estaba embriagandolo con la suave fragancia de su perfume, tan tranquilizante y seductor.—Mafu— llamó tocando levemente su mentón, dándole a entender lo que deseaba.
La mirada del menor cambió al notar sus ojos, antes veían la película simpáticos, ahora lo hipnotizaron sus zafiros anhelando torpemente un beso.—Deberías poner atención, Soraru-san.
Sonríe, a un paso lento como si el tiempo se los prohibiera se acercan, Mafu desliza sus brazos aprisionando su cuello, y Soraru acaricia su rostro para que su amado tome sus labios.
—Mgh...— se mueven en compás. Mafumafu es más rápido en abrir paso a su lengua, y en ellos se desatan las mariposas que fluyen por todo su cuerpo.
—Ah— se oye, un hilillo de saliva los deja unidos hasta deshacerse poco a poco dejando sólo sus ojos chocando con intensidad.
Los latidos se escuchan.
