Familia Lan-Wei

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Era 23 de enero y lo primero que Lan WangJi hizo al levantarse fue ir a la habitación de su hijo.

Al asomarse a la cuna lo encontró profundamente dormido y con su puñito en la boca.

Acarició su cabecita y sonrió.

— Eres el regalo más hermoso que mamá me dio hace un año, bebé – dijo y el pequeño comenzó a mover su boquita como si estuviera comiendo. — Creo que ya vas a despertar y no creo que sea de tan buen humor.

Se enderezó y salió de la habitación para arreglarse y bajar a decirle a Wei WuXian que Yuan estaba por despertar.

— Fui a ver a Yuan y está por despertar – informó al bajar y entrar a la cocina.

Wei WuXian sonrió ligeramente y asintió. 

No pasó mucho antes de que se escuchara un suave llanto  en el aparato que había adquirido para monitorear a su bebé.

— Yo voy por él– dijo Lan WangJi mientras su esposo servía el desayuno de ambos.

Veinte minutos después, Wei WuXian tenía en brazos al pequeño quien comía tranquilamente mientras su madre con una mano pinchaba la fruta y la llevaba a su propia boca.

— Hoy voy a llegar tarde – comentó Lan WangJi casualmente, recibiendo un asentimiento.

— Mi Lunita y yo iremos a comprar la despensa

— Espera a mañana para que vayamos los tres– pidió.

— No, quiero hacerla hoy y así sirve que vamos de la visita al pediatra.

Lan WangJi asintió y tras terminar de desayunar se puso de pie para acercarse y besar la frente de sus dos razones de vida.

— Entonces me voy, nos vemos en la noche

Apenas Wei WuXian comprobó que su esposo se había ido, miró a su bebé y sonrió.

— Hora de preparar todo, Lunita– dijo y le hizo cosquillas a lo que el pequeño soltó una suave risa y pataleó emocionado.

El día transcurrió con normalidad para Lan WangJi y por momentos se perdía mirando la foto que tenía en su escritorio de su esposo e hijo.

—¿Es necesario que vaya yo a esa reunión de socios?– preguntó a la hora de la comida cuando estaba con su hermano.

— Si, hermano. Lo siento – dijo con pesar.

— Bien...– fue todo lo que respondió.

A las 7 de la noche ambos hermanos salieron con dirección al hotel donde verían a un par de socios en el bar del lugar.

Al llegar y preguntar sobre la localización del bar los guiaron y la puerta estaba cerrada.

Para cuando abrieron la puerta un coro de voces los recibieron.

—¡Feliz Cumpleaños!

Seguido de la sorpresa sintió como unas pequeñas manitas tiraron de su pantalón y al bajar la mirada se encontró a su bebé quien jugaba con su chupón mientras se trataba de abrazar a la pierna de su.

— Feliz cumpleaños, amor– dijo Wei WuXian al acercarse con una pequeña cajita de regalo.

Al abrirla se encontró con un pequeño relicario que contenía una foto de los tres.

Después de su esposo se acercaron los demás a entregarle sus regalos.

— Está es tu junta de negocios, hermano

WangJi le sonrió a su hermano y lo abrazó.

— Gracias, DaDa

Pequeñas miradas al pasado y  presenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora