You belong to me: Yoonkookgi

Capítulo X

{¿Por qué huyes?}

POV: Jungkook.

Cuando caigas... Cuando no puedas levantarte, no, cuando te canses de hacerlo... Búscame, porque es en ese entonces en el que estaré para tí

- ¿Cómo no se me ocurrió antes?

Me pregunto con una sonrisa de oreja a oreja, mis amigos alzan su cabeza sin entender a qué vino eso.

- ¿De qué hablas ahora?

- Dame tu celular.

A los tres segundos espero asustado y ansioso a que la persona al otro lado de la línea me responda, y menuda mi sorpresa cuando esa voz, ahora más profunda y ronca, pero esa voz, acude a mi oído.

- Hola Kookie, esperaba tu llamada.

Mi corazón se me atasca en la garganta y el entusiasmo es tal que me da la impresión de que no tardaré en vomitar.

- ¿Cómo... Cómo supiste que era yo?

- Sólo tú tienes conocimiento de este número, pequeño.

Trago con fuerza y por el temblor de mis rodillas me veo obligado a sentarme.

- Quiero... Quiero verte... TaeTae.

No me sorprenden ni mi tono tímido y débil, ni el sonrojo en mis mejillas; he soñado con este momento todas las noches de los últimos años... Pero continúo igual, sigo siendo el pequeño Kookie cuando se trata de él.

¿Qué pensará Yoongi si me ve así?

FLASHBACK

- ¡No me toques! ¡Suéltame!

Todo pasa demasiado rápido pero a la vez torturantemente lento, sus sucias manos, las manos en las que me dejaron confiadamente.

Oh, espera ¿Y qué si fue el plan de mi padre desde un principio?

Desgarra mis pantalones hasta dejarme las piernas desnudas, y magulladas.

Ahí pierdo toda mi fuerza y honor, porque empiezo a suplicar.

- Por favor... Por favor...

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En una esquina... Con los brazos rodeando mis piernas y la cabeza entre las rodillas, ya ni siquiera me alcanzan las energías para continuar llorando... Para seguir gritando... Para seguir sufriendo por haber sido profanado.

Escucho unos pasos y me encojo aún más.

- ¿Jungkook? ¿Qué haces ahí? ¿Qué sucedió?

Su voz me trajo tranquilidad, pero muy poca realmente, porque esa persona con la que comparte sangre puede regresar.

- Ve... Vete... O mejor...

Levanto el rostro y por lo visto me encuentro lo suficientemente demacrado como para asustar a mi mejor amigo.

- Quédate... No te vayas... No me dejes solo... Por favor...

La última petición la hago con la voz rompiéndose otra vez, sorprendido palpo mi mejilla encontrándola húmeda...

¿Eh... Cómo me quedan lágrimas?

¿No se agotan?

Su mano vuela a mi cabello como hace cada vez que intenta calmarme, y como siempre, como sólo él puede, lo logra.

- Respira bebé, estoy aquí.

Miro a sus ojos color avellana, viendo en ellos mi reflejo... Seguramente así se verá mi cadáver muy pronto, mientras más pronto mejor.