Capítulo IV

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8 de diciembre del 2000

Las caricias adormecían al niño, los delgados y cuidadosos dedos danzando entre las hebras con amor.

- Me pregunto si tu papá se tardará mucho.

Le comenta la mujer de mediana edad a su pequeño, el cual intenta con todas sus fuerzas no ser vencido por el sueño; no dejarse hipnotizar por los roces cariñosos de su mamá.

Porque su papi lo había dejado a cargo.

- Seguro no, mami... Él lo prometió...

Sus palabras aparentemente firmes se vieron acalladas por el bostezo que no pudo retener más.

La casa era medianamente humilde, a los tres añitos de Jungkook, él solamente conocía a su mami y su papi.

Pero ambos eran más que suficientes.

- Claro... Él lo hizo.

La brisa nocturna sacudió el largo cabello de Jeon Rina, pronto deberá cortarlo, las puntas encrispadas son de todo menos atractivas.

Y tales detalles estaban cobrando especial importancia por los viajes de su marido a la ciudad, los que recientemente aumentaron... Y, como pintaban las cosas, no harían más que ascender en consecutividad.

Continuó mesiéndose en el sillón con su niño en brazos, su mirada perdida en un punto invisible a la distancia, como si ello apresurarse la llegada de su amado.

- Mamá...

- ¿Mhm?

- Te amo.

Susurró Jungkook antes de dejarse llevar por el sueño, las diez de la noche es demasiado tarde para un pequeñín revoltoso como él.

La confesión hizo a todo el peso sobre los hombros de Rina desaparecer, más rápido que los débiles soplidos del viento que habituaban en la casa situada en una parte apartada de la ciudad.

La sonrisa en los labios jóvenes de mujer recién casada no tardó en hacer acto de presencia.

Como si el pequeño Jeon hubiese presionado un botón y los malos sentimientos se drenasen.

- Yo también te amo, mi retoño.

Esa noche Jeon no regresó a casa... Y fue la primera de muchas en que dejaba a su mujer e hijo esperando por su compañía en la cena.

La edad del pequeño avanzó, y, antes de sus cinco años ya su padre era exitoso por algunos negocios de los que su esposa no estaba orgullosa.

Hasta que el odio reinó en el pecho del joven corazón, por el olor a putas encima del exitoso Jeon.

El dinero no se lo llevó, fue su debilidad, su maldad recién despierta por los placeres.

Pero que haga lo que quiera... Porque con él o sin él:

- Te amo mamá.

🖤🖤🖤🖤🖤❤️❤️❤️❤️🖤🖤🖤🖤🖤

Involucrémonos un poco en la historia de la familia Jeon antes de continuar :-)

Cuiden mucho de ustedes y de su familia, y claro, no olvidemos que familia no es solamente compartir sangre.

Saranghe ❤️

Editado: 30/4/020

You belong to me: YoonkookgiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora