Capítulo 4

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Fugo abrió con una mano temblorosa la puerta de su habitación.

- Siento el desorden – se disculpó, e hizo una seña a Giorno para que entrase.

Llegar hasta la casa de Bucciarati había sido muy sencillo teniendo en cuenta la situación. Se encontraba en medio de ninguna parte, y las hectáreas de campo sin utilizar que la rodeaban hacían que resultase un lugar poco atractivo para los infectados, que se guiaban por el sonido. Los pocos que habían visto por el camino se dirigían ciegamente hacia la ciudad, donde el jaleo de los coches se extendía kilómetros a la redonda. Desde la residencia de los chicos se podía distinguir el sonido de las sirenas si se prestaba la suficiente atención.

Nada más llegar, comprobaron todos juntos que no había ninguna grieta en el alto muro de piedra que rodeaba la vivienda. Reforzaron la entrada rodeando las barras metálicas con un alambre de seguridad que Bucciarati utilizaba para la jardinería. Cerraron las persianas y aseguraron las ventanas con tablones de madera, así como la puerta principal. Toda precaución era poca dadas las circunstancias.

Cuando terminaron la faena ya era de madrugada; en pocas horas saldría el sol. Colectivamente decidieron irse a dormir, había sido un día agotador e incluso a Mista y Bucciarati, que estaban acostumbrados a quedarse despiertos hasta tarde, se les cerraban los ojos del sueño.

La habitación de Fugo estaba hecha un pincel. Las dos camas estaban impolutas, sin ninguna arruga descuidada en la superficie, y los libros que se apilaban en una de las dos mesas estaban colocados en orden alfabético.

- Y siento que tengas que quedarte conmigo – continuó Fugo -. Si quieres puedo decirle a Narancia que ocupe su vieja cama para que puedas dormir con Mista.
- No te preocupes – dijo Giorno -. No me importa. ¿Crees que tengo miedo de que intentes atacarme mientras duermo? Eso tiene fácil solución.

Se agachó al lado de la cama y bajó la cabeza al nivel del suelo.

- ¡Giorno! – gritó Fugo, tirándose encima de él e intentando taparle los ojos.

Giorno sintió como si estuviese rodeado de burbujitas. Se echó a reír y dejó que su cuerpo se hundiese hasta el piso. Fugo dio una patada a la caja de plástico que se escondía bajo la cama para deslizarla fuera de la vista de su nuevo amigo, y solo después se permitió desplomarse encima de él.

- Menudo día – suspiró este último.
- Lo mismo digo. ¿Puedo tocarte el pelo?

Giorno lo miró con desconfianza.

- Lo siento, es que no he podido evitar fijarme en tus rulitos – se disculpó Fugo -. Es una necesidad científica descubrir cómo se sostienen en tu frente sin ningún tipo de soporte.
- En ese caso, adelante – dijo Giorno, impaciente e indeciso a partes iguales.

La falta de amor en su familia original había hecho que añorase cualquier tipo de contacto físico, pero también que cuando este sucedía Giorno se sintiese sumamente incómodo. El hecho de que la gente solo lo tocase por accidente o para hacerle daño tan solo empeoraba la situación.

Fugo se levantó, se sentó en la cama y extendió los brazos con la mirada fija en Giorno. Este se sentó a su lado, inseguro de qué hacer.

- Bueno, me estabas contando tu día – dijo Fugo mientras pasaba suavemente la mano por los rizo de Giorno.
- Ah, ¿sí?
- Sí. ¿Qué has hecho hoy?

Giorno miró hacia arriba durante unos segundos y volvió a bajar los ojos hasta conectarlos con los de Fugo.

- Pues un indigente me ha atacado y ha intentado devorarme.
- Uh, qué kinky – comentó Fugo -. Habría encajado muy bien en el grupo de Risotto.
- Sí – dijo Giorno, dejando caer una trémula mano en el regazo de Fugo.
- ¿Y qué más?
- Mista frustró sus planes sexuales vorefílicos y le abrió la cabeza con una fregona.
- Típico de Mista – rió Fugo sin dejar de acariciar el cabello de Giorno -. ¿Algo más?
- No mucho. Tan solo asesiné a mi padrastro con una lamparita de noche segundos después de que infectara a mi madre, dejándome esta con la misión de encontrar a mi verdadero padre, del cual solo guardaba el recuerdo de una foto erótica y que en sus delirios de muerte creía el responsable del apocalipsis. Y luego fuimos a buscaros.
- Giorno, lo siento mucho.

Bajo la luna de sangre (jjba fanfiction)Where stories live. Discover now