Capítulo 5

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- Este coche lleva estacionado aquí demasiado tiempo, caballero. El máximo permitido eran diez minutos y ha excedido ese límite hace más de una hora. Me temo que voy a tener que ponerle una multa – dijo Abbacchio, llevándose una mano al bolsillo del pantalón.
- Pero, señor oficial, tengo tres hijos a los que mantener. Y este mes con lo de la vuelta al cole estoy muy justo de dinero. ¿No podría compensárselo de otra forma?

Bucciarati se recostó sobre el vehículo, mordiéndose el labio inferior.

- No puedo hacer la vista gorda, caballero, soy un defensor de la justicia. Y esta infracción, por muy pequeña que haya sido, merece un castigo.
- Entonces castígueme.

Abbacchio sacó la porra y la calibró entre sus manos.

- Dese la vuelta.
- Leone – dijo Bucciarati, sin poder contener más la risa.

Le dio un par de palmadas en el hombro a su amigo, que ocultaba tras su rostro una máscara de alivio y decepción.

- Menos puto mal – se oyó decir a Mista.
- Cuida ese lenguaje – regañó Bruno -. ¿Besas a tu madre con esa boca?
- No, porque ayer se le olvidó venir a darnos las buenas noches – se quejó Narancia.
- Lo siento mucho, chicos. Con todo lo que pasó, se me olvidó por completo.
- Precisamente porque fue un día de locos debiste haber venido – continuó Narancia -. ¿Cómo vamos a dormir bien si Bucciarati no nos arropa y nos da un besito en la frente? Tuve que conformarme con los labios secos y agrietados de Mista. Tuve pesadillas toda la noche.

Mista se llevó una mano a la boca, preocupado.

- Estos niños necesitan que los metas en la cama y que estés todo el tiempo detrás de ellos poniéndoles vaselina. Te dije que estaban demasiado mimados – dijo Abbacchio.
- ¡Tú sí que estás mimado! – gritó Narancia – Eres el único que siempre ha tenido una habitación propia, a parte de Bucciarati.
- ¿Quizás porque soy un adulto independiente que se ha estado haciendo cargo de vuestros gastos los últimos siete años?
- No creo que tenga que ver – opinó Mista -. Más bien es porque eres el favorito de Bucciarati.
- Leone no es mi hijo – intervino este -. Tenemos una relación muy distinta.
- ¿Ah, sí? – dijo Narancia - ¿Y qué tipo de relación es esa, si se puede saber?
- Somos compañeros de piso – dijo Bruno, y Abbacchio se desinfló -. O, bueno, se podría resumir así. Leone forma parte de esta familia y lo quiero tanto como a cualquiera de vosotros, solo que de un modo diferente.
- Uhhhu, Bucciarati quiere a Abacchio – se burló Mista -. Seguro que quiere sentarse en un jacuzzi con él a menos de cinco pies de distancia porque son...
- Cállate – escupió Abbacchio, lanzándole una mirada asesina -. Si no cierras la boca te la voy a coser con un alambre.
- ¿Qué pasa? ¿Tienes miedo de admitir que tú también quieres a Bucciarati? Narancia, aquí tenemos a otro payaso con pánico al amor.
- No me pasa – dijo este, apoyándose en el hombro de Mista.
- Los he criado bien – suspiró Bruno.
- Llevan así toda la noche – comentó Fugo.
- Me alegro por ellos.

Para Bucciarati que sus hijos estuvieran unidos y felices era lo más importante del mundo.

- ¿Vamos? - apremió Abbacchio – Por lo que me has contado, Bruno, esto no puede esperar mucho más.
- Me encantaría partir cuanto antes, pero estos niños de papá se niegan a dejarnos solos.
- Si vosotros os murieseis, estaríamos perdidos. Mista tendría que quedarse al cargo y la casa olería a pescado y sudor. ¡Dejadnos ir con vosotros, así tenéis más posibilidades de sobrevivir! – insistió Narancia.
- Yo solo quiero ver dónde trabaja Bucciarati.
- ¡Mista! – exclamó Narancia, y luego bajó la voz – Disimula un poco.
- Muy bien – dijo Abbacchio -. Mista, coge la pistola y tres cajas de municiones; Fugo y Narancia, los bates de béisbol que dejé en el garaje preparados para vosotros. Giorno... Haz lo que quieras. Sinceramente, me das igual.
- Giorno – Bucciarati avanzó con cuidado hasta el rubio -. Las armas de fuego son muy peligrosas y podéis heriros fácilmente entre vosotros si os encontráis cerca, por eso solo las utilizaremos los adultos. Tengo una pala bastante grande que te será mucho más útil. Ven conmigo.

Bajo la luna de sangre (jjba fanfiction)Where stories live. Discover now