Hell Forest || (CamrenShipper) / [Edit]

Capitulo 24

Pasado unos cinco minutos me levanté si dejar de presionar la herida con el pedazo de tela y corrí hacia el lugar donde el joven está tirado. Me senté en el suelo tomando las botas y a duras penas colocándomelas. Hice una mueca al sentir incomodidad.

Me levanté y tomé el racismo, no podía permitirme morir de hambre si no encontraba algo más.

Pensándolo un poco, las latas de la mochila se acabaron.

Y Camila no sabe cazar. Mierda.

¿Y si come una valla venenosa?

¿O un insecto peligroso la pica?

¿O se encontraba con un oso?

¿O un león?

Sabía que exageraba las cosas, mas era inevitable no preocuparme demasiado por ella. Mis ojos comenzaron a picar por las lágrimas. Antes de irme una luz molestó mucho mis ojos, miré con escepticismo la mano del ahora cadáver de Leandro. Me acerqué con cautela y tomé el arma con cuidado e intentar mantenerme lo más alejada posible del cuerpo. Me incorporé guardandola en mi bolsillo.

"¡Camz!" Grité una vez más sin obtener respuesta. Todo lo que oía era el sonido de una que otra ave. Mi corazón golpeaba dolorosamente dentro de mi pecho.

'Ojalá y te pierdas de mi vista.'

Me cabree conmigo misma por haber dicho tal cosa, jamás creí que pasaría algo así. Solo quería que se sintiera tan mal como yo. Me alejé mirando a todos lados estando lo más alerta posible por si escuchaba algún sonido o algun indicio que me hiciera saber que Camila estaba cerca.

Solo estaba dolida por lo que pasó, nunca le desearía algo malo a Camila. No tuve otro remedio que volver al camino y partir a la posible salida sola. Mi corazón gritaba desesperadamente que algo me faltaba, que algo importante quedó atrás. Mi corazón pedía a gritos que regresara y buscará un poco más.

Tomé una larga respiración deteniendo mis pasos. Mis hermanos estaban bien, tenían a Mike y a las chicas, mi vida no era la gran cosa. No tenía preocupaciones, si nunca regresaba todo seguiría estando bien.

Pero si regresaba sola nada estaría bien.

No sabría si estaría viva o muerta y no quería que la incertidumbre acabara conmigo. Prefiero millones de veces verla siendo feliz con su novio que en este lugar sola y asustada o peor aún, muerta. No podía dejarla aquí e irme, de ninguna manera.

Giré sobre mis talones volviendo al lugar donde la perdí. Sentí un nudo en el estómago y un mal sabor en la boca.

Continué en mi búsqueda sin tener señal de ella, me estaba asustando mucho más y la ansiedad comenzaba a tener control sobre mis sentidos. Retuve las lágrimas pensando que llorar no ayudaría en nada.

"¡¿Camz, responde?!" Grité con todo lo que me daban los pulmones, no importando lastimar mis cuerdas vocales.

"¡¿Dónde estás?!" Volví a elevar mi voz lo más que podía. Peiné mi cabello hacia atrás cerrando fuerte mis ojos. Sentí una línea de líquido caliente bajar por mi garganta.

Una terrible decepción por mi misma inundó mi pecho. Ya había perdido la esperanza de encontrarla, además me perdí otra vez. Sintiendome mal conmigo misma volví a buscar el camino lo que fue imposible pues todo parecía igual.

Durante todo el camino estuve cabizbaja y afligida, la preocupación era abrumante dentro de mi pecho. Y el nudo en la garganta me era casi imposible de tragar.

Me senté a descansar mis piernas y miré el racismo a un lado mío. Me recordó a ella pues pude darme cuenta cuanto le encantaba comer eso. Tomé uno, pelando el plátano y comiendo sin dejar de sentir esas terribles punzadas en el pecho.

"Dios mío, espero que esté bien." Me levanté con incomodidad por mis piernas. Debía seguir adelante, tenía que aguantar un poco más. La debilidad poco a poco ganaba control sobre mi cuerpo.

Me retracté de querer seguir y me acosté mirando los árboles, ni siquiera me moleste en hacer una fogata. Estaba muy cansada. Con la yema de mis dedos toqué la línea de mi mandíbula sintiendo humedad en ella. Quizás por eso estaba más débil de lo usual.

Cerré mis ojos cayendo en un profundo sueño casi al instante.

[…]

Abrí mis ojos de golpe al escuchar un ruido proveniente a mi derecha. Podría ser ella.

"Mierda…" Gemí de dolor al sentir el cuerpo tenso y adolorido. Me senté maldiciendo en voz baja. Sentía mi cuerpo como bloque.

Volví a escuchar el mismo ruido. Entrecerré mis ojos intentando ver más allá de los arbustos y árboles. Me levanté tomando el arma de Camila, en el proceso apreté mi mandíbula.

"¡Ouch!" Me arrepentí al lastimarme la herida abierta de mi rostro. Retuve las ganas de posar mi mano allí.

"¿Camila?" Ladee mi cabeza mientras me acercaba. La tenues luz de la luna era lo único que me alumbraba.

El arbusto comenzó hacer movimientos extraños, de inmediato supe que no era ella. Debía ser algún animal atrapado.

Me acerqué sigilosamente descubriendo un conejo, lo tomé por las orejas antes de que se me escapara.

"¿Que voy hacer contigo pequeño?" Me senté con el en mi regazo. Era muy lindo y pequeño, no iba a matarlo para alimentarme.

Al parecer no temía de mí, se acurrucó más en mi regazo. Quisiera que Camila lo hubiera visto, creo que se volvería loca. Sonreí un poco melancólica.

Ese vacío en mi pecho jamás sería llenado, es como si ella se fuera con una parte grande de mi corazón. Tomé a la pequeña bola de pelos y me acurruqué con el quedando dormida nuevamente. Probablemente al despertar ya ni estaría.

A la mañana siguiente me sorprendió ver al pequeño saquito de pelos rondando por ahí y no se había ido como pensé. Quizás le simpaticé. Me levanté dispuesta a seguir, tomé el racismo el cual me di cuenta que comenzaban a dañarse algunos plátanos.

"¿Quieres venir conmigo?" Me agaché con movimientos lentos para no asustarlo. Acaricié suavemente sus orejas y lo tomé en brazos.

Estaba más que segura que no volvería acampar, luego de esta horrible experiencia. Pero no está mal llevarte un recuerdito.

Comencé mi camino dándole leves caricias al mamífero. En todo el camino estuve distraída y muy decaída, algo dentro de mí no quería que saliera del extenso bosque sin ella. Resoplé dejando de caminar, tenía una sed tremenda. Me senté en el suelo quitando mis botas y observando las ampollas que poblaban mis pies. Suspiré pesadamente, en mis ojos se formaron las lágrimas.

Esperaba poder salir de aquí lo antes posible pues comenzaba a odiar todo lo que me está pasando. Además de que la culpa comenzaba a comerme por dentro.