Capítulo 10

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Natally se encontraba en su habitación, leyendo un poco, las vacaciones no eran simplemente para estar guindando de su primo todo el día. Además había algo que la tenía fuera de su mundo. Ese chico que estuvo en el dormitorio de Andrew se le hacía conocido, sabía que lo había visto antes, pero no podía ubicarlo. 

¿Cómo era posible que no le recordara? Ella era la que siempre reconocía los rostros y nombres de las personas, de ahí que su padre siempre la llevaba a las reuniones para que ella le ayudara a recordar a sus clientes. 

Ya había empezado a leer el final del libro cuando la puerta de su dormitorio sonó. Natally se levantó de la cama y fue a abrir, no podía dejar a su compañera, si es que ésta había vuelto, quitó la tranca de la puerta y se asomó fuera. 

Dio un salto, la razón de estar tan perdida estaba frente a ella. Derek era quien estaba del otro lado, el sol del atardecer daba justo detrás de él, enmarcando su cabello castaño y haciéndolo más claro aún. Natally estaba perpleja, no sabía lo que tenía él que sentía como si un imán la acercara cada vez más. 

Derek deseaba ver a Cathlen, la última vez que había hablado con ella fue justo después del Baile de Halloween, pero ahora quería saber qué era lo que había ocurrido, Cathlen estaba muy sola durante esos días y él no podía entender la razón que la llevara a intentar matarse. Además quería también sacar de su mente a Natally, cuando había entrado al dormitorio de Andrew la noche anterior algo muy superior lo había hecho volverse hacia ella, mirarla, algo que no podía controlar lo hacía sentir una atracción por ella que nunca había imaginado posible. 

Caminó hasta la habitación de Cathlen, quería poder pasar todo lo que pudiese alejado de Natally, no quería cometer ningún error. La atracción que sentía por ella lo hacía sentir que la conocía de toda la vida. Tocó la puerta y esperó a que abrieran. 

Quedó atónito cuando miró a la chica rubia que había estado intentando evitar. ¿Ahora compartía habitación con Cathlen? No era posible que su suerte jugara de esa manera con él. 

—Hola ¿Cómo estás? —le saludó con una sonrisa. “Deberías tranquilizarte” se decía a sí mismo cuando sintió que su corazón empezaba a palpitar aun más rápido. 

Natally no sabía qué hacer para que su voz saliera, tenía un nudo en la garganta, esa voz le encantaba y podría pasar todo el tiempo del mundo escuchándola. Finalmente apenas con un hilo de voz logró decir: —Todo bien y ¿tú? 

—Pues bien... —respondió, golpeándose mentalmente, no podía parecer más estúpido—. Por casualidad ¿Cathlen ya llegó? —“Genial pregunta por otra, ¿No quieres que ella sea quien te bese?” 

El imán que sentían ambos fue uniéndolos, hasta que solo quedaba un pequeño espacio entre ellos.

—Sabes, olvídalo... —dijo finalmente Derek—. Ya no importa... —La miró a los ojos y le sonrió—. ¿Puedo preguntarte algo? —su voz, sin quererlo, bajó un tono. 

Ella no podía dejar de mirar sus labios mientras se movían, qué tenían para no poder quitar sus ojos de ahí. —¿Qué quieres preguntar? —preguntó mientras se apartaba un poco de la puerta “Déjalo entrar, podrás besarlo y nadie te verá”—. Pasa, podemos hablar dentro. 

—De casualidad nos conocemos de antes... Quiero decir antes de ayer. 

—Que sepa no, aunque la verdad me pasa que es como si te conociera desde hace mucho. 

—Es exactamente lo que siento. No sé que pasa, nunca me había pasado algo así, solo que no puedo soportarlo —poco a poco se fue acercando a ella. —Como si lleváramos toda la vida de conocernos.

Un Amor Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora