Capítulo 7

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En el internado Andrew estaba cansado con tantos trabajos que debía hacer, estar en el equipo de fútbol de la escuela le quitaba un poco de tiempo, además estaba cerca de los exámenes finales y no había estudiado nada.

Cathlen se encontraba sola, con tanto pendiente de Andrew ya no pasaba tiempo con él, además con los gemelos no estaba en buenos términos; en fin, estaba completamente sola. Pasaba sus ratos libres caminando por los pasillos del internado.

Un día, antes de salir a vacaciones de Navidad, paseaba por los pasillos de los dormitorios de los chicos, por casualidad quería pasar a saludar a Andrew, cuando se acercó a la puerta de la habitación de él escuchó una voz de mujer que salía desde allí, caminó más cerca y despacio para no interrumpir y lo vio con una chica, ella era alta con cabello rubio, estaba muy cariñosa con él y él correspondía cada abrazo que ella le daba.

Cathlen sintió como si su corazón se partiera, no podía creer que eso pasara, corriendo bajó de los dormitorios de chicos y atravesó el internado para luego subir corriendo a su habitación.

Cathlen entró en su habitación, lloró en su cama un gran rato, salió y se dispuso a entrar al baño, tomar la navaja con la que se cortaba el cabello e hizo certeros cortes en sus muñecas, mientras se desangraba pensaba en su vida, la cual pasaba frente a sus ojos por breves momentos. Antes de morir sonrió y con su último aliento murmuró:

―Descansaré en paz de todo el sufrimiento que me hiciste pasar.

Andrew sabía que el fin de año antes de las vacaciones de Navidad era muy complicado, los trabajos se acumulaban, los exámenes aumentaban para que después de las fiestas todo estuviera tranquilo y quienes pasaban en casa con sus familias estuvieran sin preocupaciones, sin pensar en más trabajos sino solo el pasar felices las fiestas. Lo único que alegraba a Andrew por estar próximo a vacaciones era que Natally, lo visitaría pronto, sus correos electrónicos la hacían parecer preocupada, pero no le comentaba nada a él, teniéndola a su lado podría averiguar que le ocurría.

A él le hacía falta el poder pasar el rato fuera de su habitación, no obstante tenía que acabar todos sus trabajos para poder respirar tranquilo sabiendo que había acabado sus clases y no tenía problema alguno para el último período de las clases, justo cuando también entraban los alumnos nuevos para su ubicación tanto en las clases como en la equiparación por los distintos niveles de educación que solían dar las escuelas.

Un día estando en su habitación, arreglando uno de sus últimos trabajos, alguien tocó la puerta, se asomó a mirar. Era una chica rubia, sus ojos castaños, alta. Al principio casi no la reconoce, habían pasado ya seis años desde que no la veía, desde que había entrado al internado no había salido a encontrarse con su familia, quienes nunca le recriminaron esa decisión aunque le era difícil a sus padres no tenerlo cerca.

―¡Natally! ―exclamó abrazándola― ¿Cómo estás? Te esperaba hasta dentro de dos semanas…

―And… Todo ha estado bien… ―respondió ella besando su mejilla―. Decidí venir antes, estoy de vacaciones desde la semana pasada y no podía esperar a ver a mi primo favorito…

―¿Tú primo favorito? Soy el único que tienes… ―“Después de lo de Darnell” ―¿Cómo puedes tener otro…?

―Está bien me tienes… no tengo otro, pero no puedes negar que nos has tenido abandonados, hasta Susie pregunta por ti…

―Por supuesto, lo sé… ―respondió él sonriendo―. Susie era una niña la última vez que la vi tenía como seis años…

―Ahora tiene doce, el próximo verano cumplirá los trece… Ya me siento vieja…

Un Amor Sin LimitesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora