Acto de una noche

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Adelaide entró con paso sútil al teatro, siguiendo cuán abeja a la miel aquella melodía que emitía desde sus adentros, dejándose hipnotizar ante lo encantador del sonido, disfrutando como nunca todo el espectáculo que solamente su visión pudo contemplar, riendo y cantando, bailando al ritmo que la orquesta le obsequiaba, sintiéndose la niña que jamás pudo liberar en su totalidad.
No quería que la noche acabará, mas al ser mortal, el cansancio la venció y entre decenas de val's, terminó por caer dormida, para al día siguiente apreciar los recuerdos en ruinas de un glorioso escenario.

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