Reina del miedo

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Una sádica sonrisa decoraba su pálido rostro, provocando que sus sensuales labios carmín en vez de provocar deseo, aterraran aún más a todos sus súbditos, aquellos cobardes sin anhelos de poder, ésos cautivos bajo su reinado de miseria y odio.

Malva contempló con regocijo el temor en las miradas de aquellos pobres diablos, llenándole las mentes de ideas y agudizando sus inseguridades, jamás saciandose con lo recolectado y pidiendo más pánico hacia su persona por montón.

Ella no tenía la culpa de lo que pudiera sucederle a sus ciervos, después de todo, y como exclamaba la antigua 'diosa' en risas; El valiente vive, hasta que el cobarde quiere.

Deseos encapsuladosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora