¿No me extrañan?

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Son las 6:00AM. Y esta en una noche más en la que no he dormido y ocupó mis horas viendo alguna serie que me hace sentir menos vacía, mientras bebo un poco de agua y alguna rebanada de pizza acompaña mi madrugada.
Entonces los capítulos deben terminar, porque es demasiado para sólo una noche, pero aún no estoy lista para dormir y las preguntas regresan a mi cabeza dando vueltas una y otra vez, sin parar, como si sólo esperasen el momento adecuado para terminar aquí, en otro texo muy corto para todos los sentimientos que debería expresar, y luego hago la pregunta:

¿No me extrañan?

Continuaremos explicando de quiénes hablo, porque aquí somos plurales, ya basta de hablar siempre del mismo par de personas.

Me pregunto si la que fue mi mejor amiga por dos años no me extraña, si no me extraña cuando nadie más la invita a museos o la reprende por equivocarse, si no me extraña los viernes por la mañana cuando acostumbramos a desayunar en el aquel restaurante familiar antes de entrar a trabajar, o si no me extraña cuando un sábado por la tarde tiene un tremendo antojo de alitas acompañadas de una cerveza sabor mango, o si quizá a veces extraña venir a mi casa y no hacer nada, o puede ser que su nueva amiga sea suficiente para todo eso, porque por algo me cambio por ella.

Después recuerdo a mis ex's, como el último chico que rompió mi corazón, que ha pasado casi un año y nunca volví a saber de él, y no sé cómo es que no me extraña si fue una gran chica para él (seguro demasiado). Como es que no extraña nuestros juegos tontos y pegar estampillas, cocinar juntos o ir al cine y ver películas que ni siquiera son buenas, o si no extraña nuestras tardes por el centro de la ciudad recorriendo las calles que ya conocemos pero nos siguen sorprendiendo, como es que no extraña nuestros besos demasiado lentos o muy rápidos, si es que no echa de menos mi manía por tirar de su arillo alrededor de su labio inferior que seguro le molestaba bastante cuando lo hacía, como puede no necesitar de mi para sólo dar un paseo para la juguetería.

Por último, ¿Cómo puede no extrañarme el último chico con él que salí? Porque vamos, soy fantástica, incluso si no llegamos a nada, pero la pasábamos bien y nos divertimos, como no extraña hablar todos los días y vernos ocasionalmente, o no me extraña, a mi que escuchaba sus ideas absurdas y lo apoyaba, o las recomendaciones de películas y el echo de que ambos somos jóvenes y estúpidos como para involucrarnos demasiado.

Lo cierto es que podría continuar con la lista de personas que claramente tendrían que extrañarme, aunque sea un día, una vez en su vida o siendo práctica, en algún momento de su día, cuando tienen 2 minutos y deberían querer sólo un café y una buena plática, como las que yo solía brindarles, pero no; ellos con suerte suelen recordarme como algo pasajero pero que claramente ya no quieren nunca más en su vida.

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