Después.

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Me rompiste el corazón, justo cuando dijiste que te arrepentias a los dos minutos de haber terminado.
Justo en ese momento dejaste de gustarme, de importarme, justo después de regalarte un par de lágrimas que seguro no merecías.
Justo cuando me negaste un vaso de agua alegando que no tenías, pero claro que entendí la indirecta: Debes irte de mi casa, ahora.
Dejaste de formar parte de mi vida y robarme sonrisas tontas, justo cuando trataste de darme un sermón diciendo que no llegaríamos a más y qué no debía contar nada, cuando pediste que borrara de nuevo las conversaciones, cuando me miraste y ví culpa en tus ojos, cuando después de ese día, ya no hablamos igual, es más, ni siquiera hablamos.

ESTO NO ES UN LIBRO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora