La prometida de mi primer amor [ Miku x Neru ]

Capitulo 30: ¿Venganza, disculpa o favor?

~Narradora Gumi~

No puedo creer que haya caído tan bajo, a un grado  que jamás podría creer en el que podría terminar, y ese es acompañar a mi hermano al supermercado ¿Para qué? Porque soy Gumi y soy tan idiota que creo que es el mejor lugar para contarle todo lo que me ha estado agobiando desde esta mañana, o más bien, desde hace años, simplemente ya no encontraba otra manera.

— Vaya, sí qué es una gran historia.— Decía mientras seguía caminando junto con el carrito de compras.

— No es broma, ¡Todo eso pasó! ¡Te hablo enserio!— En ese momento el se paró.

— ¿Te gustarían unas galletas de chocolate o de vainilla?— Tomó la caja del mostrador.

— Ugh, ésta es la única vez que intento hablar contigo seriamente, lo digo porque estoy desesperada.— Él suspiró ante mi respuesta.

— ¿Qué crees que podría hacer para ayudarte? Tú misma te metiste en todo el lío, que realmente es muy personal.

— Bueno, eres el director...

—¿Y?

— Rin maneja la plataforma, sería una lastima que alguien fuera despedida.

— Megumi, eso va en contra de mí ética profesional, ella es excelente con su trabajo, no puedo despedirle sólo por lo que te hizo.

— ¡Quisiera que alguien le dé una buena lección a esa perra! Ugh.— Exclamé.

— Calmada, estamos en el supermercado.— De nuevo empezó a caminar por el corredor.

— Lo único que podré hacer es aconsejarte, antes de querer vengarte o ayudar a tu amiga, deberías primero arreglar tus propios problemas, lo que comenzó con todo ¿No?

— ¿Eh? Pfff, a pesar de que Kagamine jugara con mis sentimientos, ella tenía razón, lo mejor era que me alejara, ¿Qué quería Yukari? ¿Disculpas? Las personas cambian, sin embargo eso no significa que debamos tener una segunda oportunidad, lo hecho está hecho, y creo que es lo mejor para ella y para mí, pues nada volverá a ser como antes.

— Tienes razón, si crees que eso es lo correcto, está bien, pero nunca está de más aclarar todo, o más bien, terminar con unas simples disculpas, y no me vayas a decir que no tienes de qué disculparte.

— Sabes que no miento cuando abro la boca, tengo miedo de ir con ella, que todo termine peor me haría pasar más mierda seguramente, estoy harta.

— ¿Y crees que soy yo quién tiene que arreglar tus problemas?

— Ojalá fuera así...

— Que lastima.

A partir de ese momento no volví a decirle nada más, era obvio que no entendía, de todas las personas estúpidas que existen él es más grande ejemplo de todos, realmente se nota que no le interesa el tema, creí que sí, que tonta que fui.

Nos quedamos sin hablar durante un largo rato, incluso ya cuando salimos de la tienda e íbamos en el auto directo a casa; lo único que debería de preocuparme ya es sólo hacer la tarea, lo demás debería de valerme tres hectáreas de...