Capítulo 1: La loca.

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—¿Me estaba buscando, director? —pregunté

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—¿Me estaba buscando, director? —pregunté.

—Sí, tome asiento —señaló la silla frente a su escritorio—, por favor.

Estaba nerviosa. Nunca me habían llamado a la oficina del director, pues nunca había sido necesario. Pero estar sentada en esa silla provocaba que mis manos sudaran como locas y que mi corazón latiera descontroladamente. Lo sé, parece estúpido.

—Hay alguien que quiere hablar con usted —dijo.

Un policía entró en la habitación. Era bastante alto y tenía unas esposas que colgaban de su cinturón.

—Buenos días, señorita Lancaster.

Se sabe mi nombre. Odio que la gente mayor se sepa mi nombre. Cualquiera puede ser un pedófilo.

—Buenos días.

—Quiero hacerle un par de preguntas. ¿Está usted de acuerdo?

Por un momento dudé. Aunque, pensándolo bien, eso lució más sospechoso. ¿Por qué quería hacerme preguntas ese señor? No había cometido ningún crimen, mucho menos estado involucrada en uno. Nunca lo habría estado.

—Está bien —dije. Mi voz se escuchaba un poco temblorosa y mis manos sudaban cada vez más.

—¿Conoce a esta chica? —Me enseñó la foto de una chica pelirroja. En efecto. Su nombre era Stephanie. Cursaba noveno grado. Típica chica en problemas. Muchos decían que era una zorra, lo cual no estaba muy lejos de la realidad.

—Sí, la conozco.

—¿Eran amigas?

¿Eran?

—¿Acaso no lo sabe? —dijo extrañado.

—¿Qué cosa?

La verdad no sabía a lo que ese señor se estaba refiriendo. Yo solo sabía algunas cosas de Stephanie. Uno: no era su amiga. Dos: su madre estaba bastante loca. Un día escuché en el baño de las chicas que compró pizza para cenar y escondió pastillas para dormir en ella. Todos pensamos que habían muerto. Lástima que no fue así. Habría sido un alivio para todos.

El señor suspiró.

—Recibimos una llamada de su madre esta mañana. La encontró tirada en el suelo de su habitación. Estaba... muerta. La asesinaron.

—¿Está seguro? Esa chiquilla no está bien de la cabeza. Escuché que hizo el amor con una ardilla.

El director se quedó sorprendido.

—Estamos en lo cierto, señorita Lancaster. Cuando recibimos la llamada de su madre, fuimos de inmediato. La joven estaba sobre un charco de sangre. Fue horrible.

Quedé sin palabras. No porque me diera lástima su muerte, sino porque la loca de su madre al fin supo cómo carajos usar el teléfono.

—¿Quién es el culpable? —pregunté, aunque la verdad no me importaba.

—Por esta razón estoy aquí, señorita Lancaster. Encontramos esto —me pasó lo que parecía ser una nota— en su habitación. La apuñalaron solo una vez, así que creemos que escribió eso segundos antes de morir. Léalo.

No sabía si en realidad quería saber lo que ella había escrito antes de morir. No quería quedar traumada de por vida. Además, ella formaba parte de una familia totalmente loca. ¿Qué podría esperar alguien de eso? Exacto. Locuras. Finalmente me armé de valor y leí lo que estaba escrito en la nota.

LO HIZO EMILY

¡Qué maldita!

Perfect girl | Mathews Santos [en proceso]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora