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Los primeros rayos de sol habían impactado con fuerza sobre su rostro, obligándolo a despertarse de su sueño profundo. Fue abriendo poco a poco sus orbes, acostumbrándose a la luz solar tan potente del amanecer del momento, sintiéndose cálido al instante de su despertar.

Una vez que sus sentidos se encontraban completamente afinados nuevamente, se percarto con suma sorpresa que la noche anterior, luego de haber confesado sus más íntimos pensamientos que llevaban resguardados en su interior durante mucho tiempo y que el Alfa lo haya abrazado en modo de consuelo, aparentemente se había quedado dormido entre los brazos de su compañero albino.

El olor a Madera era suave, no se percibía mucho, pero aún así era gustoso. Se asomo un poco más hacia su cuello para oler el aroma natural del mayor y sonreír, para luego separarse del abrazo que habían forjado y al parecer, había permanecido durante todo lo que restaba de la noche.

Era extraño para Alex dormir bien por las noches sin el olor a Menta rodeándolo, ya que acostumbraba a llevar un objeto o prenda que portará el olor a menta de Luzu en el momento de ir a dormir, ya que de aquella manera, su Lobo se sentía protegido y era engañado de que su destinado aún estaba a su lado. Fue sorpresa, claramente, de que en esta ocasión el aroma a menta haya sido remplazado por la madera del albino para arullar a su Lobo.

— ¡Alex!.

Su paz no duró demasiado. En cuanto escucho el grito del Alfa al cual supo reconocer, se volteo. Este venía corriendo hacia su dirección con su amigo Omega pelinegro detrás, y para cuando ya se encontraban cerca, sintió un fuerte jalón sobre su muñeca que provocó que jadeara de dolor. Al mirar al responsable, se dio cuenta de que se encontraba detrás del cuerpo del Alfa, y su amigo pelinegro se acercó a el con una bonita mochila morada en mano.

Ante el escándalo, el Alfa estuvo obligado a despertarse, siendo su primera imagen del día, el Alfa de la manada gruñendole de manera amenazante.

— Joder tío, ¿Que haces aquí, Luzu? —. Pregunta Willy con normalidad, ignorando los ojos escarlatas de su mayor y sus constantes gruñidos dirigidos hacia su persona mientras este bosteza y frota su ojo derecho, buscando desperezarse.

— ¿Que haces tu aquí?, ¿Que le hiciste a Alex? — Pregunta en un gruñido, llamando la atención del Alfa quien lo miro con el entrecejo fruncido.

— ¿Yo?, No le hice nada — Respondió con indiferencia, comenzando a gruñir.

Alex observa temeroso como los Alfas se amenazan mutuamente, pero su atención fue desviada al pelinegro enfrente suyo.

— Hey, Alex, te traje un supresor —. Ofreció amablemente el azabache, tendiendo su mano y viéndose una pequeña pastilla en su palma. Alex sin rechistar la tomo entre sus dedos para llevársela a la boca y, el contrario también le ofrece una botella de agua que de misma manera, acepto.

— Gracias, Vegetta —. Agradece apenas en un Murmuro cuando termina de tomar la pastilla, acompañado de una leve sonrisa.

— No hay de que, cari. — Menciona el Omega, sonriéndole de la misma manera y, colocando su mano en el cabello del Omega menor para despeinarlo con ternura.

Un rugido estrepitoso por parte del albino provocó que sus Lobos se sobresaltaran del susto. Ambos Omegas temblaron ligeramente, y observaron que era lo que estaba sucediendo.

Los ojos inyectados en sangre del albino se posaron sobre las orbes violetas del Omega, quien se estremeció al sentir la mirada del Alfa posada con tanta intensidad sobre sobre su persona. Escucho un pequeño aullido, y entendió que Willy lo estaba llamando. Vegetta estaba acostumbrado a tratar con el Alfa gruñón de Willy, y por lo tanto, era el único Omega que podía calmarlo en cualquier situación, incluso cuando el mismo albino sentía que los límites de su cordura estaban desapareciendo, llamaba inconscientemente al Omega para que lo ayudase.

𝐄𝐍𝐓𝐑𝐄 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐒 彡 𝗞𝗮𝗿𝗺𝗮𝗹𝗮𝗻𝗱 𝗜𝗩 [cancelado] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora