Entró al salón de clases y se dirigió a su asiento habitual, como se había retrasado en ir a la escuela, al llegar ya se encontraban ahí la mayoría de sus compañeros.
Cristián fue el primero en verlo, le gritó wey mientras extendía su mano a la espera de que Dylan chocara su puño con el de él. Andrés se limitó a hacer un corto gesto de saludó antes de sumergirse de nuevo en el mundo de la lectura.
En lo que acomodaba su mochila junto a la pata del pupitre, Cristián se inclinó hacia él, entornando la mirada en dirección a algo que se encontraba a sus espaldas. Cuando Dylan se giró para ver que era aquello que llamaba la atención del otro, descubrió a una muchacha de cabello rojo que parecía estar buscando un objeto perdido en el suelo, estaba tan enfocada en su labor que no se daba cuenta de que casi todo su trasero estaba expuesto al aire. Dylan apartó la vista de inmediato, sintiéndose un tanto abochornado. Todo lo contrario a Cristián, quien continuó mirándola con una fijeza que no conocía disimulo alguno y una complementaria sonrisa descarada puesta en los labios. Su deleite visual fue interrumpido por el fuerte, y hasta sonoro, golpe que recibió en la cabeza.
—¡Auch! —exclamó, dirigiendo automáticamente su mano a la zona afectada.
—Eso te pasa por cochino —dijo Alicia, golpeteando la regla de madera (el instrumento de castigo) contra la palma izquierda de su mano.
—¡¿Ahora es mi culpa que ella este enseñando el trasero?!
Su reproche, que para él derrochaba sensatez, tan solo sirvió para encolerizar aún más a la morena.
—Si tuvieras un poquito de educación le habrías avisado de su descuido u por lo menos quitado la vista de encima.
—Educación la tengo. Pero tampoco soy tan tonto como para desaprovechar esa oportunidad...
—Ja' ¿educación? ¿Tú? —una risa burlona salió de su boca—. ¡No bromees! Tienes la mentalidad de un homo erectus
Cristian le lanzó una mirada de desconcierto, al mismo tiempo que Andrés y Dylan—quienes si entendieron el insulto—rieron juntos.
—No sabes lo que es eso ¿cierto? —esta vez logró contenerse de reír para no quebrantar su pose adusta —. Cuidado con lo que haces, Félix —se alejó agitando la regla.
—¿Quién se cree que es? —reclamó Cristián.
—No lo sé, pero temo decirte que te la quemó —Andrés rio de nuevo.
—¡Claro que no! —sostuvo la mirada de su amigo por un largo minuto —. ¿Qué es el homo erectus?
Andrés pudo responder la pregunta a tiempo antes de que el profesor de inglés ingresara al salón. Los saludó con su típico "Good morning" y les pidió resolver unas cuantas páginas del libro de texto de la materia mientras que pasaba lista de asistencia.
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Con el corazón abierto
Novela Juvenil"Amor" es una palabra con definición distinta para todos. Un claro ejemplo de esto son Valeria González y Dylan Castillo, dos adolescentes que tienen pensamientos totalmente opuestos para la mayoría de las cosas. Mientras que para Valeria el amor si...