Tal vez era porque de la fuente de piedra vieja y desgastada no salía ya ni una pizca de agua o debido a que el espacio oculto entre árboles y detrás de un salón donde los estudiantes comentaban había fantasmas ocultos no parecía ser el más apropiado para visitar, pero lo importante era que pocas veces pasaban personas por ahí y, por lo tanto, era el escenario idóneo para poder conversar de aquellos temas privados que no querían que nadie más escuchara.
—No lo entiendo, en serio que no lo entiendo. ¿Cómo no me pude dar cuenta antes? —Alicia negó, aún tratando de asimilar la caja de pandora que se había abierto dentro de su corazón. Recargó su cabeza sobre el hombro de su mejor amiga, desconsolada—. Soy una tonta.
—No, tú no tienes nada de tonta, Ali— Valeria la rodeó con su brazo por los hombros—. Simplemente estabas tan acostumbrada a la relación que tenías con Sebastián que no te dabas cuenta de que lo querías como algo más que un amigo. Ahora que lo has visto con alguien más, tu perspectiva cambió.
Tenían al menos media hora dándole vueltas al mismo tema, una y otra vez. Durante ese tiempo Valeria escuchó con detalle todo lo sucedido el día anterior, aunque tuvo que sacárselo a su amiga de poco a poco. Desde el inicio del día Alicia dejó muy en claro su humor decaído, siempre era sencillo darse cuenta que le pasaba algo malo¾sus comentarios graciosos y carcajadas eran remplazados por un silencio chocante y pucheros involuntarios en la boca¾, así que cuando no se rio del chiste matutino del payasito de la clase, sus amigas comenzaron a preocuparse de ella. Las primeras cuatro clases pasaron volando por lo que ninguna tuvo oportunidad de hablar con Alicia.
Cuando sonó la campana que anunciaba el inicio del descanso, Cassandra no pudo quedarse a descubrir que le sucedía a la morena ya que su novio le pidió que lo acompañara a no-sé-dónde. Mientras que Abril no daba ni sus luces, desde que formalizó su relación con Andrés apenas les dirigía la palabra a sus amigas. La única que restó fue Valeria, así que sujetando la mano de Alicia la llevó hasta la fuente, donde de pregunta a pregunta le fue sacando la verdad.
Para Valeria el problema de su mejor amiga no era en realidad un problema. Era claro que Sebastián correspondía a sus sentimientos, por lo que solo faltaba que dejaran la amistad atrás y la remplazaran por un noviazgo.
—Y vaya problema, nuestra amistad quedará arruinada por culpa de mis estúpidos sentimientos—Alicia soltó un quejido.
—Te digo que él también te ama, se nota a leguas.
¡Incluso existían pruebas! Valeria ya había pasado diez minutos relatándole varias razones por las que Sebastián estaba enamorado de ella. Entre estas se encontraba la ocasión en que el joven le compró a Alicia una bolsa llena de chocolate solamente porque ella comentó el día anterior que tenía antojo de esos dulces. O cuando se quedó acompañándola en la enfermería de la escuela porque su amiga se accidentó la pierna jugando fútbol, incluso a pesar de que llegó tarde a la clase siguiente y el pase que les dieron no contaba para él. Y ni qué decir de la vez que durante la hora de matemáticas el profesor la regañó por estar hablando y Sebastián se echó la culpa para que la calificación de ella no se viera afectada. Ese era tan solo un recuento de otros cientos de motivos de los cuales Valeria no estaba enterada.
ESTÁS LEYENDO
Con el corazón abierto
Novela Juvenil"Amor" es una palabra con definición distinta para todos. Un claro ejemplo de esto son Valeria González y Dylan Castillo, dos adolescentes que tienen pensamientos totalmente opuestos para la mayoría de las cosas. Mientras que para Valeria el amor si...