Introducción

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The crystal dream

by

Lady Graham

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Para muchos jóvenes estadounidenses a nivel preparatoria era más que un anhelo el conseguir una beca universitaria entre las mejores casas de estudio del país, aprovechando éstas, las excelentes habilidades deportivas de algunos estudiantes.

Desde hacía tres semanas atrás, todos los preparatorianos hubieron sido informados de las diversas comitivas que se formarían para presentarse en varias escuelas yendo en "la búsqueda de talentos" de las diferentes disciplinas practicadas.

En la específica institución en la que nos enfocaremos, el equipo de soccer masculino y básquetbol femenil eran los más atrayentes. Aunque para hacerlos mejor, tenían de invitados a dos preparatorias aledañas, con las cuales, entre ellas, se confrontaban.

Y mientras unos integrantes observaban a los jóvenes jugar a la intemperie, la comisión que llevaba más de 15 minutos poniendo atención a las chicas, lo hacía precisamente desde el interior del estadio basquetbolero, lugar que se percataba animosamente pleno debido a los compañeros de clase de las participantes, familiares de éstas, profesores y demás invitados, al haber sido abiertas las puertas de la escuela para que vecinos y conocidos fueran a apoyarles.

Justamente sobre sus muslos, una jovencita, —de próximos dieciocho años de edad—, apoyaba sus codos. Y aunque se le veía deportivamente vestida, y más que lista para también saltar a la duela, su rostro reflejaba todo lo contrario. En sí, era la tristeza mezclada con la frustración.

No hacía mucho, —digamos cinco minutos que era el tiempo que llevaba sentada—, había sido regañada por el entrenador del equipo; y no tanto porque hiciera un mal trabajo, sino porque...

— ¡Quince minutos! ¡Sólo quince malditos minutos te pedí llegaras con anticipación! ¡¿Y qué haces?! ¡Todo lo contrario, carajo!

— Pero, coach...

— ¡No hay "pero" que valga, Ace! ¡Se trata de tu futuro! ¡¿O piensas quedarte de por vida detrás de un estúpido mostrador?!

— Es el negocio de mi padre.

— ¡Entonces, que tu padre se haga cargo! ¡Maldición! — despotricaba fuertemente el pobre hombre debido a la anotación número 29 en contra de su equipo.

Jalándose los cabellos, el instructor se alejó de la jugadora castigada. Y es que, a pesar de saber que la necesitaba, tenía que ser duro con ella, principalmente por la impuntualidad que la caracterizaba, aunque él también reconocía que la joven no lo hacía a propósito; eran los que estaban a su alrededor y no le soltaban fácilmente las alas para que ella, a sus anchas, emprendiera el vuelo. Un vuelo en el que ella inclusive se mostraba poco interesada.

La vidriería familiar tampoco era su sueño; sin embargo, en lo que su padre salía a colocar el pedido programado para ese día, ella, por ser la más estudiaba, tenía que quedarse al frente del negocio hasta un regreso.

Por esa situación, Candace "Ace" Blance no llegó a tiempo como su entrenador se lo solicitara. Aunque francamente, ese era el mismo problema de siempre: el tener que atender a la clientela ya fuere personal o telefónicamente, tomar los pedidos y las medidas, hacer tanto cortes como estimados de costos, en fin, todo lo referente a la rama vitral.

De su aspiración personal, ella escasamente hablaba al estar consciente en dónde se requería más su persona.

Ésta, conforme seguía los movimientos del juego, oía el estruendoso ruido de trompetas y tambores, plus la algarabía exagerada que traía consigo, un grupo de jóvenes que ingresaba al lugar, luego de haber estado en las canchas instaladas afuera.

The crystal dreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora