LOS VENGADORES TOMARON CONTROL DE ESTA CUENTA.
Atte: Steve, Scott, Rhodey, Tony, Sam, Bucky, Clint, Visión, Natasha, Thor, Wanda.
• Y SI, LO QUE SE RUMOREA ES CIERTO. AQUÍ YO HAGO DE CUENTA QUE NO PASÓ INFINITY WAR Y ENDGAME. QUIERO MANTENER LA FE...
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• TONY STARK •
"¿Tony?"
Te remueves a lo largo de la cama tocando con tu mano el espacio vacío y frío. Escondes tu cabeza entre la almohada de repente sintiéndote derrotada.
Te vas sentando poco a poco. Tu cuerpo está adolorido y agotado. Tony no está a tu lado otra vez como desde hace unos meses.
Cuando estás lista. Bajas hasta llegar a la cocina donde ves a todos desayunando. Te saludan alegres mientras almuerzan y toman café para empezar a despertarse a un nuevo día.
No les respondes, simplemente envuelves con fuerza el cordón de la bata que traes puesta. Ellos notan eso en ti y permanecen callados por un tiempo al observar tus acciones que son lentos y con cuidado.
"¿Te sientes bien?" La voz de Thor llena el silencio que se había mantenido.
Asientes sin voltear a verlo.
"Te ves muy mal. Deberías seguir descansando, te llevaré el desayuno hasta la habitación" Nat se ofrece dándote una cálida sonrisa.
Se oye el rechinar de un banco, Steve se levanta cuando un mareo se hace presente en ti por lo que te sujetas de la superficie de la barra. Observa cauteloso cada uno de tus pasos y movimientos. Llega un punto en que sientes su mirada por lo que le das un vistazo rápido y sonríes para tranquilizarlo.
Él sonríe.
"No es necesario. Me siento mejor que ayer" Tu voz apenas y se escuchó. Además de que era mentira, te sentías peor que ayer.
"¿Alguien sabe dónde está Tony?" preguntas untando un poco de mermelada al pan.
Pasó un tiempo antes que alguien aclarara su garganta y respondiera.
"Creo que sigue en el laboratorio con Bruce o debe estar en el taller-"
"O en la sala de conferencias y si no está ahí debe estar abajo leyendo sobre química cuántica"
"Creo que lo vi pasear abajo en la segunda cocina yendo por un poco de café"
Parecía que estaba en todos lados menos contigo.
Agradeciste con un suave gracias. Tu semblante se veía decaído ante los ojos de los demás, con cada día que pasaba te sentías con menos fuerzas, sin energía, el color drenándose de tu rostro, dejando visible las ojeras y piel pálida.
