ONE SHOTS • MARVEL •

66

• STEVE ROGERS •
QUINTA PARTE (65)

"Abre, por favor" ruega decaído.

"No"

Respondes otra vez en lo que van de 10 minutos con Steve tocando la puerta, su voz suena ahogada y probablemente tenga una cara de cachorrito herido por la forma en que le estas respondiendo.

"Largo"

"No puedo irme. Necesito que abras y hablemos por favor"

"No quiero hablar contigo ahora, ya vete" contestas frustrada, en tanto continuas mirando el paisaje repleto de truenos y lluvia.

"Kay.. No es lo que piensas" comenta oyéndose desesperado.

Te levantas del sofá enojada porque lo que dijo, vas hasta la puerta y la golpeas con la palma de tu mano.

"Largo, Steve" Le gritas con voz ronca. "Ya déjame en paz" susurras eso último limpiando el rastro de lágrimas en tus mejillas.

"Perdón, lo siento tanto. Yo no-" Steve se detiene, suspira con tristeza mirando la puerta para luego apoyar su frente ahí. "Debes escucharme, jamás te haría algo así, te amo como no tienes idea. Jamás encontraría la manera de herirte y si la encontrara entonces no lo haría. Eres lo mejor que me ha pasado ¿Podemos hablar?"

"Ahora no" contestas más calmada. Ignorando su pequeña confesión.

"¿Prometes que después hablaremos?"

"Si" Aceptas rendida y alejándote de la puerta.

"Bien. Te amo"

Vuelves a ignorarlo dejándote caer en la cama tapándote con la frazada.

•••

Días después

"¡Kay!"

Tu nombre dicho por Bucky hace que te arrepientas de tú decisión. Mala idea salir del cuarto.

Bucky corre detrás de ti mientras finges no haberlo oído, continuando el camino hacia la cocina. 2:30 de la mañana y él luce muy despierto.

"¿Cómo e-estás?" Bucky tartamudea a lo que enarcas una ceja aún sin responderle.

Sacas los ingredientes para hacerte dos sándwiches. Bucky observa tus movimientos e incluso toma nota mental de tu aspecto.
Estuviste dos días encerrada en tu habitación y solo bajabas rápido por comida o era Tony quien te iba a visitar con provisiones.

Las reuniones con el equipo eran tensas porque no solo Bucky sino que todos los Vengadores veían como Steve se encontraba de desaliñado, sus ojeras, ojos rojos y cabello revuelto eran las principales claves para saber que algo no iba bien con él. Además cada que escuchaba los pasos de alguien entrar a la habitación ponía una expresión de ilusión que decaía al ver que no era la persona que esperaba.

Tú nunca apareciste y eso incrementaba el dolor en Bucky quien tomo ese tiempo para ir reflexionando sobre la situación. Aunque le seguía doliendo como pasaron las cosas y al final como resultó.