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El rostro del otro jovencito enmudeció y dejó un puchero notorio.

—¿Qué pasa? ¿Estás triste por mí? —su mano haló una delicada mano ajena, acercando ambos cuerpos casi por un milímetro de separación— ¿Acaso quieres ayudarme?

—Ni que estuviera loco —se alejó el otro con el peso de su cuerpo—. Aléjate si no quieres que se entere ya sabes quién.

RAVN mostró sus dientes blanquecinos y rodó los ojos divertido.

—Que molesto —volvió a tirar de su mano para alejarse, lo cual no hizo más que dar gracia al ajeno sujetándolo con más fuerza— Basta...—susurró, viendo como un par de labios se acercaban a él con velocidad peligrosa.

Parecía no tener salida, cuando una nueva bola de humo oscura comenzó a aparecer detrás de ellos.

—Creo haber oído que dijo "basta", RAVN. Tú, ¿no? ¿por casualidad?

Este se detuvo y se separó con brusquedad del más joven.

—¿Y ese desfortunio? Creí que estarías tentando a otros demonios inferiores o incluso a algún humano inútil por el Mar Rojo. O al menos...—sonrió extrañamente—...eso oí que te mandó a hacer Hongjoong.

El nuevo invitado rió por lo bajo en son de burla, sin exagerar demasiado y volteó a verlo complacido por la pregunta que le habían formulado.

—Creo que ahora entiendo la razón de que siempre te envíen lejos RAVN; no puedes mantener tu boca ni tus oídos cerrados. Qué lástima...en verdad, que lástima.

La tensión repentinamente habia comenzado a crear un humo invisible entre todos, y Xion parecía ser el único que lo notaba pues miraba de un lado a otro decidiendo a quién debería detener primero.

—Y ahora yo también veo por qué te envían con este —dio una vista rápida al ya mencionado—, pues es obvio que lo único que tiene de demonio, es su mala actitud con los demás.

Una nueva risa comenzó a invadir el ambiente, en tanto unos ojos contemplaban el suelo con cierto rubor en sus mejillas.

Y justo cuando ya pensaban acabar con la batalla, un sonido seco golpeó la puerta alarmando a todos, los cuales buscaron con la mirada el origen de aquel sonido.

Antes de que cualquiera pudiera preguntar, una mano diminuta se asomaba por sobre el marco de la puerta suavemente, pero al mismo tiempo con enojo.

—Que...hacen...tod...todos...aqu..aquí... —su voz era débil y fría como un niño recién levantado después de una noche larga de jugar.

—¿Y ese quién es? —preguntó divertido el hombre de lentes rectos y mirada fría.

—Alguien a quién no debes tocar —respondió RAVN lanzándole una mirada en llamas.

Sin embargo, ya era tarde pues antes de poder escuchar por completo la advertencia, una mano ya hacía debajo de la contraria y la cual era besada tiernamente por unos labios helados.

—Dime quién eres, mi dulce niño —acercó sus labios tanto como pudo al rubio mientras lo miraba directamente a sus ojos decaídos.

—¡Leedo! —llamó el jovencito de cabello blanco inútilmente, pues este ni se movió.

RAVN y Xion miraban la escena con horror, pero al mismo tiempo con interés pues no todos los días se podía observar el poder que conllevaba su compañero endemoniado.

—Hwan...Hwan...—su mente parecía no poder procesar bien las palabras.

—No te alarmes, no te haré nada —calmó el otro mientras se acercaba más y su mirada cambiaba a una de color azul intenso.

—Hwanwoong —declaró sin tapujos, como si se tratase de una hipnosis.

—Muy bien —asentía el más alto, en tanto sus manos corrían hacia su espalda y luego más abajo hasta sus caderas.

El muy inútil camisón que llevaba el rubio no hacía que se notara menos sus delicados brazos y piernas, las cuales eran casi tan resplandecientes como de blanquecinos. RAVN apartó la mirada funesta; debió de taparlo mejor y quitarle todo el trance.

Ahora era tarde, no sabía si podría evitarlo sin que Leedo se diera cuenta...o las cosas se pondrían demasiado fuertes para el mundo humano.

—Leedo por favor ya es suficiente, ya lo molestaste, ¿ves? Mira, mira. Ya puedes dejarlo en paz —su aclaración sonaba más a súplica que a otra cosa. Mientras sus manitos no hacían más que revolver su cabello color mármol.

—Dime por qué conoces a RAVN —su cabeza iba de un lado a otro, pero siempre sin perder el contacto visual.

—Él...vino a mí...—definitivamente ese no parecía el verdadero Hwanwoong, pero su boca y su voz sonaban exactamente como él. Leedo por su parte disfrutaba con una gran sonrisa estar haciendo eso.

De un momento a otro, ambos cuerpos comenzaron a flotar para el asombro de los ajenos, quienes se miraban sin poder creerlo, ni saber qué hacer para evitar que suban más alto (teniendo en cuenta como tope el techo).

—¿Sientes algo por él?

Eso fue más que suficiente, RAVN chasqueó los dedos, pero estos simplemente lanzaban sonido y el joven de cabello dorado seguía flotando como un débil muñeco de trapo.

—Vamos mi dulce niño, dime...—su voz recorría todo el cuerpo del menor, pues se notaba como su cuerpo daba pequeños espasmos cada que este hablaba cerca suyo.

—Yo...yo...

—Sí, sí, adelante, dime tu pecado y serás perdonado. Te lo prometo...—sus dientes eran cada vez más notorios, así como intentaba ocultar la risa que tenía atorada en la garganta.

RAVN volteó los ojos viendo como todo ya era tarde...ya no podía sacarlo de este problema, así que simplemente se le ocurrió que debería prepararse para volver con Hongjoong y explicarle el problema que tuvo con su víctima, cuando...

—Yo...y...—las palabras no salían y eso comenzaba a exasperar al demonio, quien habia dejado de sonreír momentáneamente y ahora lo miraba con codicia y odio.

—¡Dilo, dilo ya!

—Yo...Yo lo odio.

Todos miraron de repente al humano, en tanto este parpadeaba repetidas veces mirando todo a su alrededor, solo para darse cuenta que estaba a metros del piso haciendo que perdiera el poder Leedo y ambos cayeran duramente al pido nuevamente.

𝐁𝐢𝐭𝐞 𝐌𝐞 #RedMoon2022Donde viven las historias. Descúbrelo ahora